martes, 16 de agosto de 2011

JOSE CARRASCO TAPIA, VIVE

x Pedro Canales Tapia


Profesor de Historia



El próximo 8 de septiembre se cumplirán 25 años de la muerte, a mano de agentes de la CNI, del periodista José Carrasco Tapia. Pese a que el segundo apellido de este profesional de las comunicaciones, asesinado en dictadura, es el miso mio, no somos familiares.


¿A qué se debe esta columna?


Son varios motivos. El primero, es no permitir, en tiempos convulsos en los cuales vivimos hoy en dia bajo el gobierno del derechista empresario Sebatian Piñera, que este derramamiento de sangre, cruel y despiadado quede impune y olvidado por la opinión pública. En segundo lugar, porque dicho triste suceso me recuerda mi infancia, compleja y lúgubre, en un hogar de profesores (mis padres) dignos y comprometidos con la lucha en favor de los Derechos Humanos en la Comunidad Cristiana de Base (CCB) de mi población en El Salto, hoy comuna de Recoleta. Las noticias recorrian las pocas radioemisoras que se atrevian a informar este hecho. Mi padre escuchaba, mi madre también. Yo los miraba a ellos, sabiendo que en sus mentes decian: "Pinochet, Pinochet otra vez". Crecí con esa imagen. En tercer lugar, porque muchos años después, en los tiempos de Universidad en Huamachuco, Estación Central, más precisamente en la USACH, conocí a Luciano, un jóven que al igual que yo le apacionaba la Historia y todos sus derivados. Sin ser amigos, teniemos "buena onda", compartimos en "tomas universitarias", en más de una pichanguita y en otros menesteres. Pasaron los años. Me titulé y partí al sur como profesor de Historia y Geografía al Wallmapu o Pais Mapuche con un saco de ilusiones y convicciones en mi espalda. Muchos contactos universitarios se fueron perdiendo, en gran medida, por la dinámica de la realidad, por nada más. Los afectos y buenos recuerdos disipan cualquier atisbo de falta de compañerismo, solidaridad y/o hermandad con los "compañeros de historia".


Muchos años después, trabajando en la Región de Coquimbo, en la ciudad de La Serena, supe por un ex compañero de Universidad y amigo eterno, Jorge Rivas Medina, hoy profesor de la ARCIS en Santiago y de un Colegio en Puente Alto, que Luciano, había muerte. Mas puntualmente se había quitado la vida. Mi pesar fue cierto, inmediato, desolador.


Luciano era hijo de José Carrasco Tapia, y al momento de ser detenido por la CNI y sacado violenta y arbitarriamente de su casa estaba con Luciano. Este compañero de Historia nunca violvió a ver a su padre; a un viejo bueno, honesto, honrado, diafano, trabajador, comprometido con Chile y su futuro. El trauma invadió la vida de este compañero. La impunidad de la justicia chilena, la situación política inaugurada en 1990, en la cual los "perseguidos" de la dictadura comenzaron a pactar y negociar la democracia proteguida, con los "hijos de Pinochet", entre tantos otros factores, llevaron a Luciando a morir.


El 8 de septiembre de este año, José Carrasco Tapia cumplirá 25 años desde su asesinato. Con seguridad los canales de televisón, las radios y periódicos no diran nada al respecto. El manto del olvido, como dicen muchos, todo lo puede. Escribo estas lineas porque no creo en esa máxima acomodaticia y cobarde. José y Luciano viven.