domingo, 6 de noviembre de 2011

Hacia nuevas formas de concebir el actuar pedagógico

“La escuela democrática que precisamos no es
aquella en la que sólo el maestro enseña, en la
que el alumno sólo
aprende y el director es
el mandante todopoderoso.”
Paulo Freire

Por Rubén Manzano Jaure.
Profesor de Historia y Geografía.
Liceo José Santos Ossa, Vallenar.


No es fácil ser profesor hoy en día, y más aun con la constante crisis institucional que viven los liceos y escuelas del país, las cuales más que convertirse en instituciones fomentadoras de los valores y aprendizajes deseados por el Estado, solo se han convertido (para la percepción de los estudiantes), en reproductoras de las desigualdades de las sociedades post-industriales.


¿Cómo entender, entonces, el fenómeno social que estamos viviendo?, ¿las tomas, los paros, la pérdida de autoridad del docente, la resistencia al aprendizaje “modernizador”, los robos al interior de los establecimientos? ¿Cómo entender que las juventudes actuales estén articulando identidades al margen de los propósitos educativos del Estado?, ¿Qué rol cumplen los profesores?


Las interrogantes son múltiples, pero aquí nos enfocaremos en algunas ideas fundamentales del actuar docente.


El perfil de los estudiantes es fundamental para dirigir los lineamientos pedagógicos en el actuar del profesor. Los jóvenes de hoy han construido su identidad social juvenil en base a ciertos valores legitimados en sus prácticas, entre estos están: 1) Respeto a la diversidad, la justicia, y la libertad. 2) Construcción permanente de su identidad condicionada por estímulos externos, así también, valoración a las prácticas callejeras (cultura callejera) . 3) Tolerancia hacia las expresiones sociales, de género y de identidades. 4) En términos culturales, idealistas y con utopías de un mundo mejor, diversidad en la música, los gustos, los intereses en general.


Dentro de este contexto es necesario cambiar las prácticas pedagogías dentro de las aulas, para esto surge la necesidad urgente de revisar ciertos aspectos teóricos que pueden dar señales de cómo abordar la problemática:


Antes de comenzar, es necesario plantear que dentro la lógica del paradigma constructivista, no tribal, sino vanguardista y contextualizado a las realidades correspondientes. En donde la concepción normalista, teleológica y dramatúrgica, carece de pertenencia educativa, al menos en los contextos actuales, dicho de otro modo, la concepción constructivista plantea que no se concibe el aprendizaje como una reproducción de la realidad, sino como una modificación e integración permanente, una construcción de esta misma, en base al contexto, al conocimiento que se posea, dicho de otra manera, no podemos convertirnos en transmisores de información, ya que la información está ahí al alcance de todos, es absurdo, como plantea Paulo Freire. Lo realmente necesario es generar pautas de trabajo en donde se aplique lo que se sabe, generando pautas de comportamiento.


Otro punto fundamental también es, las relaciones personales, en qué sentido, en el que, un docente debe valorar los aprendizajes previos de los estudiantes, valorar la multiplicidad de las inteligencias, variar los procesos evaluativos, de esta forma se está reconociendo la heterogeneidad de realidades en el aula, también se está contextualizando la particularidad del proceso, y necesariamente al hacer esto, se hace justicia con el estudiante, reconociendo su forma de aprender, distinta tal vez a como la concebimos (parcelada, rigurosa, metódica). Al mismo tiempo con esto el estudiante reconoce el valor que el docente entrega al trabajo y al proceso, evitando frustraciones tempranas, por una baja calificación, y fomentamos una mejor autoestima. Así también a la hora de evaluar, el criterio del docente es fundamental para no generar frustración, y no hacer del proceso evaluativo una práctica monótona, que se rija por evaluaciones escritas, sino que debemos diversificar el proceso evaluativo.


El estudiante al darse cuenta que el profesor valora el trabajo, necesariamente genera un querer aprender. Es por esto la relevancia de contextualizar el aprendizaje a la realidad de los estudiantes, de esta forma creamos un lazo directo con lo que se desea aprender.


También entender las distinciones de un aprendizaje efectivo, da importancia al trabajo en grupo (aumenta el interés por el aprendizaje), al generar confianza en el aula, al dejar del lado el profesor como autoridad y eminencia, y transformarlo necesariamente en un docente facilitador y guía. Ser capaces de valorar la heterogeneidad, las identidades pluralistas, esto traerá una concepción de valoración y respeto a la labor, al dialogo, a la humanización del proceso, en donde todos sean protagonistas.


Reconocer el proceso de enseñanza y aprendizaje como humanizador; lo relevante es valorar también esto, facilitando la modificación de las actitudes y la aplicación de las ideas, la escuela debe convertirse en un espacio de acogida, de respeto y generador de nuevas prácticas humananizadoras.