lunes, 20 de abril de 2009

La historiadora Cristina Moyano se sumerge. El MAPU bajo la lupa a 40 años de su fundación


Aunque el movimiento original desapareció en términos históricos en 1989, sus fundadores siguen bajo la atenta mirada de partidarios y detractores. Y pasan de artífices de la transición a "demonios" concertacionistas, negociadores y lobbistas que abandonaron sus banderas para "venderse" a las bondades de un mercado que antaño criticaban.




x NELLY YÁÑEZ y GUSTAVO VILLAVICENCIO





Sólo cinco turbulentos años alcanzó a existir el MAPU antes del 11 de septiembre de 1973. No obstante, este "partido mito" de la transición -que sucumbe en términos históricos en 1989 y que ficha a figuras como José Miguel Insulza, Eugenio Tironi, José Antonio Viera-Gallo y Enrique Correa- se niega a desaparecer y emerge hasta hoy en cada paso político de sus fundadores.


Su historia no es fácil. Parte con una cruda división de la DC, cuando la mayoría de la juventud, molesta con el gobierno de Eduardo Frei Montalva y apoyada por algunos parlamentarios como Jacques Chonchol, Rafael Agustín Gumucio, Julio Silva Solar y Alberto Jerez, opta por salirse del partido en 1969.


¿Su objetivo? Renovar la izquierda -a la que le aporta militancia cristiana- e impedir un gobierno de derecha en la presidencial del 70.


El naciente movimiento -conformado por cuadros profesionales y de élite- alcanza, sin base electoral, a conquistar puestos claves en el gobierno de la Unidad Popular. Pero sufre serios reveses. En 1971 migran todos sus parlamentarios a la recién formada Izquierda Cristiana; el 19 de mayo de 1972 su ideólogo, Rodrigo Ambrosio, muere trágicamente en un accidente automovilístico; en marzo de 1973 el movimiento se divide tras una pugna interna feroz, en la que hasta se disputan hasta la marca MAPU, y en septiembre pasan a la clandestinidad.


A 40 años de su fundación, la historiadora Cristina Moyano escarba en las entrañas de este movimiento en el libro MAPU o la seducción del poder y la juventud, que lanzará el 19 de mayo, para entender la influencia que hasta hoy tienen sus fundadores, cuyos movimientos políticos continúan bajo la atenta mirada de partidarios y detractores.


Pasan -según la autora- de artífices de la transición a "demonios de la Concertación", pues los ven como "los negociadores y los lobbistas, los que abandonaron sus banderas para 'venderse' a las bondades de un mercado que antaño criticaban".


Hoy su poder aparece menguado, aunque rebrotó con la llegada de Viera-Gallo a La Moneda y con las opciones presidenciales de Insulza para el 2014.


La ambiciosa campaña de inscripción:


"Seremos 100 mil"


La inscripción del partido fue una tarea ardua. La ley establecía 10 mil firmas y la directiva, pecando de optimista, lanzó la campaña "El pueblo inscribe al Mapu" y "Seremos 100 mil".


El libro sostiene que la cifra resultó inalcanzable y que la barrera autoimpuesta debió rebajarse a 40 mil, y luego a 20 mil. Al final, el 12 de agosto de 1971, el Mapu se inscribió con 34 mil firmas, cifra bastante lejana a sus expectativas originales.


Dos duras divisiones:


El Mapu -el mismo partido que había provocado el primer quiebre en la DC- sufre una convulsión similar en agosto de 1971. Los ex rebeldes del falangismo -incómodos con la doctrina marxista- optan por migrar hacia la Izquierda Cristiana y dejan al movimiento sin parlamentarios.


El golpe más fuerte, sin embargo, viene el 7 de marzo de 1973, cuando las diferencias internas frente al poder y al gobierno de la UP se hacen insalvables y se quiebra el Mapu.


La historiadora Cristina Moyano menciona que la mecha la enciende un documento que aseguraba que el gobierno de Allende sólo tenía recursos económicos para mantenerse hasta fines de abril, elaborado por los militantes de ese partido Eduardo Aquevedo, Rodrigo González, Enrique Olivares, Kalky Glausser y Carlos Montes.


El gobierno de Salvador Allende exige sanciones y Garretón se niega aduciendo libertad de expresión.


Jaime Gazmuri se autonomina secretario general subrogante, conformando una nueva directiva en conjunto con Fernando Flores, José Miguel Insulza, José Antonio Viera-Gallo y Carmen Gloria Aguayo. Y Garretón hace lo propio. El 15 de marzo, tanto el Partido Socialista como el MIR afirman que el verdadero Mapu es el que conduce Garretón, por lo que el grupo Gazmuri pasa a llamarse Mapu Obrero Campesino.


De ahí en adelante los grupos disidentes no sólo se pelean la figura de Ambrosio, sino que hasta se registran incidentes entre militantes.


Durante la clandestinidad y el exilio se convierten en bisagras para el diálogo entre la izquierda y la Democracia Cristiana, contactos claves para el origen de la Concertación y para el proceso de transición a la democracia.


Ex esposa de Belisario Velasco fue afectada:


Los costos del compromiso total que exigía el partido: Tiempo completo exigía el partido. Era la casa y el hogar. Una de las afectadas fue María de la Luz Silva, en ese tiempo esposa del DC Belisario Velasco y con cuatro hijos.


El testimonio que entrega en el libro es el siguiente: "Me separé el 72, en mayo, poco después de un gran problema que fue la discusión previa al Congreso, donde se dio la orden de concentrarse en el partido. Había que ir a unas reuniones, y en ellas se comenzó a trabajar además la idea de prepararse ante un posible enfrentamiento armado. Había alertas y, en esa época hubo una primera alerta, y yo me tuve que dirigir al lugar correspondiente. Entonces llegué más tarde a mi casa, y cuando iba de vuelta para la casa me chocaron los tiras y terminé llegando como a las dos de la mañana. Y claro, no me creyeron que venía de la reunión política, y era verdad, porque en eso estábamos y más encima con el auto chocado. Entonces tuvimos una discusión muy fuerte, en un ambiente que ya estaba muy conflictivo, porque en ese tiempo el marido mío estaba a cargo de Radio Balmaceda y él estaba en contra de Tohá y del gobierno, y nos habíamos pasado el verano entero peleando. Entonces, después de ese episodio, como él no se fue de la casa, me fui yo".


Allende los instala en complejos puestos:


Apenas roto el cascarón, el Mapu determina su estructura. Los "viejos" quedan en la dirección: Jacques Chonchol, como secretario nacional, seguido de Rafael Agustín Gumucio, Alberto Jerez, Julio Silva Solar y Vicente Sota.


Y toma dos decisiones: que no será partido y que privilegiará el programa por sobre el candidato. Tanto, que autodefine su identidad diciendo que "pretendemos ser un movimiento de cuadros, y no un movimiento de masas. No pretendemos andar robándoles gente a los demás, sino dedicarnos a crear conciencia revolucionaria".


No obstante, a poco andar, debe hacer ajustes. En septiembre de 1969 designa como precandidato a Chonchol, para no quedar fuera de las negociaciones, al que baja en enero del 70 en pro de la unidad.


Tras el triunfo de Salvador Allende, el Mapu coloca a sus profesionales a disposición, y se visibiliza en dos áreas: la reforma agraria, donde Chonchol, como ministro de Agricultura, toma el papel principal, y el área de la constitución de la propiedad social con Garretón en la subsecretaría de Economía y José Antonio Viera-Gallo en la de Justicia.


"En otras palabras -sentencia Moyano-, el Mapu se hizo perceptible en dos de los proyectos más ambiciosos y más criticados por la derecha chilena, por el impacto que tuvieron en la problemática de la propiedad privada".



lunes, 6 de abril de 2009

DECLARACION INAUGURAL DE LA MANCOMUNAL DEL PENSAMIENTO CRÍTICO

Chile limita al centro de la injusticia
Violeta Parra

El llamado “modelo económico chileno” sólo beneficia a una ínfima minoría. Son rasgos destacados del mismo la expoliación creciente de los trabajadores, el saqueo de nuestras riquezas
básicas, la degradación sostenida del medioambiente, la concentración de la riqueza en pocas manos, la profunda desigualdad en la distribución del ingreso, altos niveles de desprotección de la
población ante todo tipo de contingencias y mecanismos de representación política que distorsionan gravemente la voluntad popular, amparando el fraude, la usura, el nepotismo y la corrupción más desenfrenados.

Otro tanto acontece a escala global. Como resultado de la voracidad del gran capital, hoy nos vemos enfrentados a una profunda crisis civilizatoria que cobra expresión en las abismales desigualdades sociales existentes, en las múltiples manifestaciones de violencia social y política concomitantes y en la catástrofe ambiental que se desarrolla ante nuestros ojos.

El pensamiento neoliberal nos pinta un mundo de fantasía

Las incuestionables realidades antes señaladas son, sin embargo, sistemáticamente ignoradas o profundamente desvirtuadas. Desde las altas esferas del poder económico, la llamada “clase política”, los centros académicos y los medios de comunicación, se nos presenta al mundo actual como el mejor de los posibles.

A la base de esa representación engañosa, pero amplia y fuertemente difundida, se encuentra la silenciosa labor que, desde los think-tanks vinculados a los sectores políticos que hoy cogobiernan el país, desarrolla la amplia y bien pagada franja de intelectuales que trabaja al servicio de las clases dominantes. Quienes laboran en instituciones como Paz Ciudadana, Libertad y Desarrollo, el Centro de Estudios Públicos, Project-América, CIEPLAN, Expansiva, la Fundación Jaime Guzmán, Chile XXI y diversos grupos de investigadores de distintas universidades, contando con la mentoría intelectual y el apoyo financiero de una vasta red de organismos internacionales y del propio Estado chileno, consagran sus mejores energías y su talento a defender, consolidar y proyectar el sistema económico vigente, y con ello el tipo de sociedad de clases en que vivimos, siendo hoy uno de los principales focos temáticos de su labor la “modernización del Estado”.

Esto, sumado al hecho de que no existen ni una Izquierda Parlamentaria ni centros de estudios que, con medios equivalentes, trabajen en sintonía con los problemas de la baja ciudadanía y los sectores populares configura, desde la perspectiva de todos los que aspiramos a recomponer las relaciones sociales sobre la base del reconocimiento y respeto de la soberanía popular, una situación sumamente grave que necesita, de algún modo, ser prontamente encarada.

La necesidad de un rearme ideológico del
movimiento popular

Las nuevas formas de explotación, de exclusión, marginalidad y conflicto subjetivo han logrado desorientar, fragmentar y dispersar al movimiento popular. Se hace necesario un estudio sistemático y profundo para poner de relieve y denunciar eficientemente el significado de estas nuevas formas de dominación, permitiendo generar desde la base social un movimiento cultural y político capaz de sobreponerse a la hegemonía burguesa y proyectarse, con éxito, hacia una democratización real y profunda de la sociedad chilena en todos sus aspectos: económico, social político y cultural.

Esa necesidad plantea un desafío ético y profesional a los intelectuales y ciudadanos que tienen sensibilidad social y conciencia histórica de lo que ocurre. Es preciso reanimar el pensamiento crítico y la proyección propositiva del movimiento popular, pero no centrado en un ejercicio académico de elites profesionales que necesitan ser generosamente remuneradas, sino en el ejercicio libre de intelectuales y profesionales unidos por gestación comunitaria; en un trabajo institucionalizado y eficiente, pero de ética colectiva responsable; y en una proyección política creciente, pero no como centro o partido, sino como levadura coadyuvante de un movimiento popular amplio.

La experiencia acumulada recientemente indica que la reanimación cultural y política del movimiento popular no vendrá ni de las “universidades progresistas” ni de este o aquel centro académico con sensibilidad social, sino de la propia auto-educación popular, con la ayuda desinteresada de un nuevo tipo de ‘chispa intelectual’ de rango profesional. Una chispa que no brille por arriba, sino que ilumine por dentro de la base social. Una chispa que debe articularse del mismo modo en que lo está haciendo esa base social: por autogestión y mutualidad. Una organización del pensamiento crítico que se proponga disputar, en todos los espacios sociales y políticos, la hegemonía que hasta hoy ejerce el pensamiento único neoliberal o que pueda ejercer cualquier otro tipo de discurso ideológico burgués.

¿Por qué una “Mancomunal”?

Hemos acordado constituir una “Mancomunal del Pensamiento Crítico”, capaz de ser levadura de ese indispensable proceso de auto-educación popular. ¿Por qué “Mancomunal”? Porque esta denominación evoca el punto de vista de clase con que nos interesa abordar los grandes problemas y desafíos del presente. Ese fue el nombre de las organizaciones obreras que existieron hace un siglo, cuando Chile se aprestaba a conmemorar el primer Centenario del Estado republicano. Dichas organizaciones constituyeron uno de los esfuerzos de autoorganización más señeros de los trabajadores en el cuadro de un Estado oligárquico que se negaba a admitir la existencia de la espinuda “cuestión social” y cuya respuesta principal ante las demandas proletarias, era la represión.
Para hacer frente a la crítica condición popular, para unir y educar a los trabajadores, organizar sus luchas y darles una perspectiva política general, las mancomunales se dotaron de plataformas de lucha y programas, publicaron periódicos, incentivaron la organización popular, constituyeron fondos sociales autogestionados, dirigieron huelgas e incursionaron en el terreno político. Ellas adoptaron formas de organización muy flexibles, de acuerdo con sus características de positiva hibridez en tanto instituciones que combinaban las tareas mutualistas y sindicales, de
educación, ilustración y recreación popular. En consecuencia, admitían en su seno a diversos gremios obreros (hombres y mujeres) e intentaban agrupar a la diversidad de organizaciones populares, que en algunas ciudades incluía las sociedades de resistencia.

Un instrumento de nuevo tipo

La Mancomunal del Pensamiento Crítico nace en otro contexto y en base a otros sujetos sociales (intelectuales, profesionales, artistas, activistas de organizaciones sociopolíticas populares) para desarrollar una lucha en el terreno de las ideas, con una orientación y características muy distintas a las de otros centros de producción intelectual existentes actualmente en Chile. Se tratará de una institución que no pagará sueldos a los intelectuales y activistas que quieran ingresar en ella, sino al contrario: exigirá de ellos un pago de cuotas en proporción a sus ingresos como expresión de su compromiso real con la tarea que debiera unirnos a todos. Un centro de elaboración de ideas que no se regirá ni por el sueldo ni por el prestigio sino por el compromiso, la solidaridad, la responsabilidad y la eficiencia.

Esta Mancomunal se centrará en la investigación, el estudio y la propuesta, al nivel necesario para salirle al camino, competir mano a mano y doblegar en el terreno de las ideas a los think-tanks neoliberales. Esta iniciativa aspira a lograr un crecimiento cuantitativo y cualitativo que le
permita formar equipos de trabajo temáticos (Cultura, Educación, Asamblea Constituyente, Trabajo,

Salud, Economía, Defensa, sindicalismo, movimientos sociales, mujeres, jóvenes, Ecología, pueblos originarios, etc.) en distintos puntos del país. En segundo lugar, formar una red de instituciones asociadas o federadas a la Mancomunal del Pensamiento Crítico mediante acuerdos de colaboración basados en una convergencia esencial de principios y propósitos. Una tercera línea de acción se estructurará en torno a convenios de colaboración con organizaciones sociales, en base a principios de cooperación mutua que excluyan el paternalismo o el asistencialismo que caracteriza en muchos casos las relaciones entre ONGs de intelectuales y organizaciones populares.
Entre los aspectos del discurso ideológico dominante y de las realidades que necesitan ser confrontadas desde la perspectiva de las clases subalternas podemos mencionar, la interpretación neoportaliana de la historia de Chile, la pretensión de cientificidad asociada al discurso de los economistas ortodoxos, el inmenso perjuicio que para la mayoría de los chilenos suponen las políticas económicas, sociales y medioambientales actualmente en aplicación, el modo completamente distorsionado en que desde la ideología dominante se aborda y se trata persistentemente el tema de la violencia social, la arquitectura jurídico-política del Estado que distorsiona y de hecho niega real reconocimiento y respeto a la soberanía popular y el rol deliberadamente alienante que desempeñan actualmente los medios de comunicación de masas.

Nuestro llamamiento

Acometiendo el estudio y caracterización de esos problemas, levantando frente a ellos las propuestas que nos parezcan pertinentes, debatiéndolas y difundiéndolas lo más ampliamente posible, en estrecho contacto con las organizaciones populares, estaremos aportando una contribución que nos parece hoy indispensable para potenciar el rearme ideológico, político y organizativo del pueblo trabajador chileno y poner de esa manera en marcha un proceso de democratización real y profunda de la sociedad en todos los planos.

Se trata de avanzar teniendo como meta la construcción de un Chile para todos, ayudando a rearticular al sujeto protagónico de esta lucha y a ponerlo en condiciones de desplegar un accionar consistente en pro de sus derechos, intereses y aspiraciones, para alcanzar la vida digna, segura y confortable que las condiciones materiales del mundo actual posibilitan. En consecuencia, llamamos a todos los intelectuales, profesionales y dirigentes sociales que se sientan identificados con estos propósitos a sumarse activamente al trabajo de esta naciente Mancomunal del Pensamiento Crítico.

Santiago, abril de 2009.

Comité de Iniciativa:

Silvia Aguilera, editora; Patricio Cid, médico cirujano; María Eugenia Domínguez, periodista; Claudia Drago, profesora; Claudio Duarte, sociólogo; Mario Garcés, historiador; Jorge Gonzalorena, sociólogo; Sergio Grez, historiador; Carlos Molina, médico cirujano; Manuel Ossa, teólogo; Manuel Rubio, profesor; Gabriel Salazar, historiador; Ángel Saldomando, economista y cientista político; Carlos Sandoval, historiador; María Emilia Tijoux, socióloga; Miguel Urrutia, sociólogo y profesor de Historia.

Correo electrónico: mancomunal@gmail.com