lunes, 30 de agosto de 2010

EL Montaje. Historia de un revolucionario criminalizado. La Serena. 2007-2008.

x Aguilera, Héctor
x Giordano, Franco

1. Introducción

En el marco por la lucha de las reivindicaciones mapuche y tras la muerte del joven Matías Catrileo, fueron quemados dos camiones en la Ruta 5 Sur, a la altura de Ercilla (IX Región) el día 5 de enero del 2008, esto produjo que la policía de investigaciones realizara los peritajes respectivos, en donde se acusa como “presunto implicado” a Miguel Varela, activista de una agrupación de derechos humanos, simpatizante de las reivindicaciones Mapuche. Poco tiempo después se difunde en los medios la “captura” del “sospechoso”[1] sujeto, en conjunto con la detención de otros “violentistas” cuya supuesta participación habría sido realizada con Miguel Varela[2].

Casos como este y muchos otros son estudiados por diversos organismos internacionales -analizados por historiadores, abogados y otros- manifestando que la protesta y movilización de reivindicación social Mapuche no debe ser criminalizada. En cuanto a esto los medios juegan un papel protagónico al ser el puente entre el hecho y la sociedad civil.

Esta investigación centrara su estudio en el rol cumplido por los medios de comunicación en el proceso penal vivido por Miguel Varela en el marco del conflicto Chileno-Mapuche que hace referencia a las demandas de tierra desplegadas en el discurso reivindicativo indígena, analizado desde el punto de vista de la historia y el periodismo.

Para realizar esta tarea, definimos un marco teórico de investigación basado en los estudios de Historia Local pues esta recoge los hechos al interior de los pueblos y al mismo tiempo sus personajes son protagonistas de lo cotidiano, consideramos así que Miguel Varela es un sujeto protagonista de su propia historia y a veces la Historia Local se vuelve contraria a la versión de la Historia Nacional, teniendo una orientación critica y reivindicativa. No solo esta propiedad tiene la Historia Local, como consecuencia nos damos cuenta de que es un elemento democratizador que contribuye a la discusión y lo mas importante, llama a la reflexión[3]. De la misma forma utilizamos en nuestra investigación la “oralidad” de los sujetos relacionados con el proceso, sentimos que es totalmente necesario dar voz a sujetos que para la Historia Tradicional no son importantes[4], pues sus versiones, sus ideas, sus interpretaciones no siempre están en la Historia entregada “desde arriba”.

El poder de las denominaciones se vuelve importante cuando se designa alguna situación tan delicada como la sufrida por Miguel Varela, es de esta manera que la utilización de palabras a través de los medios de información responde a ciertos intereses de algunas esferas e interpretaciones desde el periodismo:

“El influjo que ejercen los medios de comunicación de masas sobre la sociedad actual es innegable, en unos casos esta capacidad de intervención sobre el individuo, y por ende, sobre la colectividad social puede resultar beneficiosa, sin embargo en otras ocasiones, puede tener un efecto realmente perjudicial”[5].

Perjudicial no solo para una comunidad, sino también para un sujeto en particular, como es el caso de Varela. En dicho momento, los diarios catalogan a Miguel como un activista político, relacionando al activismo como algo nocivo, perjudicial para la vida en sociedad. En este contexto según José Ignacio Echániz, lo que impulsa a un activista es:

“Una particular sensibilidad, una clara percepción del impacto en los hombres de determinadas ideas y concepciones de la vida; la conciencia de que algunos terrenos del mundo de la cultura no están cubiertos por la actividad diocesana o lo están defectuosamente… Difusión, promoción, son términos que el activista maneja constantemente en sus acciones y juicios”[6].

No es descabellado pensar de que el periodismo contiene formulas estratégica para estos fines, de hecho es “ingenuo no ver en los medios de comunicación un sostenedor o un impugnador de las fuerzas sociales”[7]. De esta forma, el periodismo también realiza una “acción política” que participa de los conflictos por el control de la sociedad.

En las noticias publicadas por los medios de información, relacionada con los movimientos sociales y en este caso con el conflicto chileno-mapuche los medios organizan sus noticias por medio de la “Agenda Setting” que corresponde a la intervención en la audiencia, jerarquizando los temas o problemas, de tal manera que deciden lo que la sociedad debe debatir. Desde ese punto de vista “Los medios masivos no dicen a los ciudadanos como pensar, pero, al colocar algunos temas en los primeros planos, van indicando sobre que asuntos las distintas audiencias deben tener opinión”[8]. No es de extrañar entonces que medios informativos influyentes de gran circulación nacional como El Mercurio, entre otros periódicos, tengan especial cuidado e interés al tratar noticias como la de Miguel Varela.

Esto se relaciona con la discusión que se da desde la intelectualidad en torno al rol de los mass-media en los procesos sociales y como estos intervienen en la toma de decisiones. La discusión bibliográfica en torno a la criminalización de las reivindicaciones Mapuche y sus redes de solidaridad –que compone Miguel Varela- tiene una tradición histórica que se materializa en el periodo mas cercano y que a sido analizado por José Aylwin quien, analizando la prensa; concluye que el concepto de “Conflicto Mapuche” ya supone un error pues los conflictos “siempre suponen más de una parte y solo hace referencia a una de ellas este calificativo”[9].

En el mismo artículo; Aylwin nos dice que desde fines de los 90’s y comienzos del 2000 la comunidad nacional e internacional comienza a preocuparse ante este conflicto histórico. Esto se reflejó en la creación de diversos informes que culminaron recomendando al gobierno ciertos cambios para una relación más “justa y respetuosa” con los pueblos originarios.

De los mas de cuatro informes que revisa en su artículo Aylwin concluye, primero, que las recomendaciones solo fueron aceptadas en lo retórico y en el discurso pero no fueron materializadas, segundo; que el gobierno de Ricardo Lagos primó tratados económicos con capitales en territorio Mapuche antes que acuerdos sociales con este pueblo y finalmente concluye que la criminalización de la protesta social Mapuche se mantuvo hasta el final de dicha administración, punto que toca las redes de solidaridad, como la que integraba Miguel Varela pues, nosotros pensamos que esa criminalización se mantuvo en el gobierno posterior de Ricardo Lagos, prueba de ello es el mismo caso que estudiamos en este trabajo.

Uno de los Informes que analiza Aylwin es el de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato que concluye la necesidad de ejercer un “Nuevo Trato” con los pueblos originarios incluyendo derechos políticos y territoriales. A esto Sergio Villalobos responde que dicha comisión no puede ser objetiva pues; “son marcadamente proclives a un populismo indigenista”[10]. Por lo que afirma que la violencia y la coerción que debería usar el Estado no son suficientemente utilizadas:

“Se teme reprimir los desbordes de los mestizos araucanos, existe horror de que pueda resultar herido alguno de ellos y se obliga a la policía a actuar con la debida prudencia, aunque trate de cumplir con las ordenes de tribunales”[11].

Frente a este planteamiento, Karinna González sostiene que bajo la administración de Ricardo Lagos se endureció la política de “criminalización” -llevada ya por todos los gobiernos de la Concertación- para desarticular organizaciones y comunidades Mapuche que habían tomado parte de una serie de movilizaciones desde fines de los 90’s y a través de las cuales se expresaron demandas de restitución de tierras usurpadas. Esto se vería materializado por la aplicación de la Ley Antiterrorista para reprimir al movimiento Mapuche y sus respectivos dirigentes, ley que también ha sido recurrente en casos como los de Miguel Varela, incluso algunas de sus prácticas habrían sido aplicadas a otros sujetos “sospechosos” de participar junto con Varela. También es característica la restricción de libertades básicas por parte del Estado con los procesados Mapuche y ambas particulares se aplican con el fin de resguardar la soberanía nacional y restaurar el orden público supuestamente amenazado[12]. Al respecto, Rodrigo Levil Chicahual agrega:

“En chile la institucionalidad post dictadura asocia con la interpretación general sobre la delincuencia común a un conjunto de aspectos parciales de fenómenos muy diversos que no están debidamente incorporados a los nuevos esquemas del orden neoliberal”[13].

Los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en el momento de tener una opinión o juicio, sobre algún determinado tema. En una primera instancia, son estos los que recopilan la información, la seleccionan y, para luego publicarla (Agenda-Setting) según el punto de vista del dueño de la empresa, o la opinión del mismo periodista. En este punto Héctor Vera nos plantea que “el periodismo chileno se caracteriza por la estandarización de temas y de contenidos noticiosos gracias a las teorías estratégicas de cada medio.”[14]. Sobre el conflicto Chileno – Mapuche la prensa ha tenido un papel fundamental al momento de crear una opinión en la sociedad y como impugnador de las fuerzas sociales. “Los medios de comunicación nacional –en especial durante los últimos años, en que ha informado profusamente acerca del denominado ‘conflicto Mapuche’- Los muestra como protagonistas exclusivos del conflicto […]”[15]. Es necesario tener en cuenta el “modo parcial con los que los medios de comunicación cubren las informaciones referidas a movilizaciones de este pueblo: con una marcada ausencia de fuentes y privilegiando por lo general a la fuente oficial”[16]. Sin embargo no podemos dejar de mencionar que existen agencias Mapuche de noticias que desarrollan un periodismo “desde” el Pueblo Mapuche, creando una nueva “verdad” y una nueva mirada de los hechos, desde adentro, tales como “Azkintuwe” que “posee una línea editorial fundamentada en la democracia y el derecho de los pueblos a la comunicación”[17] teniendo en cuenta que este medio no es conocido por todos y que no se difunde en masa, como los otros, pero aun así valido como fuente directa. Medios “desde” el pueblo Mapuche y desde las redes de solidaridad con este, publicaron el proceso vivido por Varela desde un ojo crítico, centrado en las injusticias del proceso y en las reivindicaciones del pueblo Mapuche.

Los distintos periódicos forman su línea editorial, seccionando información acomodando los hechos, pero “sin cambiarlos” ya que según Charles A. Dana uno de los inventores del periodismo informativo "Las opiniones son libres, los hechos son sagrados”[18], con esto dan a conocer la noticia, jugando con la objetividad y creando juicios en los lectores.

Periódicos como El Mercurio mantienen ciertas líneas editoriales y roles en la actualidad: “Agustín Edwards Eastman, periodista y dueño de la cadena de diarios de la empresa El Mercurio, heredero de uno de los grupos económicos más antiguos de Chile y presidente de la Fundación Paz Ciudadana”[19] no solo simpatiza con la derecha política, sino también “Tiene vínculos –`Románticos` con la industria forestal y relaciones `Sociales` con la CMPC”[20] Lugar en donde se centran los principales conflictos como el motivo por el cual Miguel Varela es criminalizado, no es de extrañar entonces que “Los artículos de El Mercurio y La tercera […] solo describen una recurrente ola de violencia y tendrían como única intención derramar la peor luz posible sobre `el enemigo`”[21] para esta estrategia los activistas, las redes de solidaridad y sujetos como Miguel Varela conforman el “enemigo”. Entendiendo este punto la sociedad esta caracterizada por una lucha constante de intereses y conflictos, el periodismo y los medios de comunicación no puede ser algo externo a esto.

De esta manera nos preguntamos ¿Cómo reaccionaron los Medios de Información en la supuesta participación de Miguel Varela en la quema de dos camiones en el sector de Ercilla a principios del 2008? ¿Cuál fue el rol jugado por estos Medios?, junto con esto ¿Qué consecuencias trajo para Miguel Varela?

Nuestra respuesta tentativa indica que tanto los medios asociados a la histórica derecha política y los medios que representan al oficialismo tomaron actitudes criminalizadoras y violentas con el sujeto de estudio, creando consecuencias en su actuar y en su rol social, generando para el común de la sociedad un estigma sobre su persona que hasta el día de hoy no ha sido solucionado.

De esto se infiere nuestra intención: buscamos como objetivo general describir la historia de un activista en La Serena, centrándonos en los hechos que vivió como inculpado y prisionero en el contexto de las movilizaciones y actos reivindicativos Mapuche, con el fin de evidenciar el uso de los medios de comunicación en los procesos de criminalización del pueblo Mapuche. Para responder a nuestras preguntas hemos dividido nuestra investigación en capítulos acorde a tres objetivos específicos: la primera parte busca comparar las distintas fuentes, diarios y entrevistas que se relacionan con Miguel Varela para tener una visión panorámica del tema estudiado; como segundo punto la investigación busca identificar los procesos de reivindicación Mapuche y su relación con el sujeto estudiado, para definir el rol activista de Miguel; finalmente este trabajo busca analizar el rol de los medios de comunicación en el proceso de judicialización que involucró a Miguel Varela, para comprender la importancia y la forma en que crean una opinión o juicio en la sociedad.

2. Las distintas formas de contar una Noticia, comienza el Montaje

Los periódicos reconocidos como “tradicionales” fueron tajantes y enfatizaron constantemente el carácter violento y delictual del “atentado”[22] ocurrido la noche del sábado cinco de enero del 2008, prueba de ello es la ubicación de la misma noticia: tanto en El Diario Austral de la Araucanía y El Mercurio –que dieron mayor énfasis al acto- ponían la reseña en el sector más “policiaco” de sus respectivas paginas.

El Diario Austral diagramaba la crónica de la quema de camiones en la sección que titulaba como seguridad ciudadana entre las páginas A4 y A8, mientras que el periódico El Mercurio describía el suceso en el cuerpo C (Nacional) entre las páginas que se hablaba de crímenes y acciones policíales. De la misma manera a través de los títulos y cuerpo de las noticias relacionadas se profundizaba en el ‘cómo’ sucedieron las cosas acercando los “hechos” a situaciones criminales más que a actos reivindicativos. El Diario Austral es uno de los periódicos que nos ofrece con mayor frecuencia las noticias correspondidas con la quema de dos camiones en el sector de Chamichaco. El primer acercamiento al “atentado” lo presenta en dos páginas centrales dando mayor relevancia al “hecho” con un epígrafe que menciona un “nuevo atentado en plena ruta 5, cerca de Ercilla” y lo titula con letras grandes: “Encapuchados disparan y queman dos camiones”[23] para luego describir la noticia. De este simple título podemos inferir primero el énfasis en el carácter de recurrencia (nuevo atentado) y luego el carácter de anonimato (encapuchados) de los autores del acto que luego se profundiza en la noticia:

“Un nuevo hecho de violencia viene a sumarse a la seguidilla de manifestaciones ocurridas en la Araucanía por la muerte del estudiante mapuche Matías Catrileo. Cerca de las 2 de la madrugada de ayer, un grupo de encapuchados, fuertemente armados con escopetas y revólveres, detuvo el tránsito en ambas pistas de la Ruta Cinco Sur, a dos kilómetros al sur de Ercilla, en las inmediaciones del puente Chamichaco. En ese momento transitaba de norte a sur un camión cargado con 35 mil litros de bencina y petróleo, pertenecientes a la empresa de trasportes Pérez, que presta servicios a Shell, el cual se dirigía desde San Vicente a Temuco, guiado por Mauricio García Arias, de 37 años de edad”[24].

Además de lo mencionado anteriormente, el fragmento hace mención del carácter de los sujetos “fuertemente armados con escopetas y revólveres”, profundizando este aspecto de la noticia en la siguiente página del periódico titulando el artículo como “testigo dice que hubo ametralladoras”, en esto hay un carácter muy importante para la investigación de los acontecimientos, a raíz de que uno de los testigos enfatizara en el uso de armamento se declaraba el carácter “secreto” de la investigación:

“El fiscal del Ministerio Público de Collipulli, Miguel Velásquez, quien se constituyó personalmente en el sitio del atentado contra los dos camiones, declaró secreta la investigación. Se cree que uno de los motivos que habría tenido el profesional para decretar esta medida, sería el testimonio de un testigo del atentado, quien aseguraría que entre los encapuchados que dispararon contra las maquinas, al menos uno utilizó una ametralladora, versión que investiga la policía para establecer su veracidad”.[25]

Con este mismo argumento se justificaba la presencia de fuerzas policiales en las comunidades mapuche: “Fuerzas especiales de Carabineros y numerosas patrullas recorren noche y día los caminos no solo de Malleco, sino también de Cautín, en prevención de nuevo atentados cometidos en represalia por la muerte del mapuche”[26].

El periódico El Mercurio describe la noticia como un proceso que responde a la intensificación de la violencia y, a diferencia del El Diario Austral de la Araucanía, define, aunque prematuramente, a los supuestos autores del acto, como “mapuche” es así como prepara en su epígrafe la noticia definiéndola como un “recrudecimiento de la violencia indígena en el sur” que responde al carácter de intensificación de un proceso y la titula como un “grupo mapuche dispara contra dos camiones y los quema en plena autopista de la Araucanía”[27]. El cuerpo de la noticia es bastante criminalizador:

“Un grupo de mapuches armados con una subametralladora, escopetas, revólveres y pistolas –según pudo ver una de las víctimas- emboscó, disparó y quemó dos camiones (un acoplado con frigorífico y otro con un estanque de combustible), en un nuevo y fugaz ataque perpetrado en la madrugada de ayer en la autopista concesionada de la Araucanía. El violento ataque armado e incendiario ocurrió a las 2:15 horas de ayer en la transitada ruta 5 Sur, en el sector de Chamichaco, localidad ubicada a dos kilómetros al sur de Ercilla. Según testigos, unos diez individuos armados –algunos de los cuales cubrían sus rostros con pasamontañas- salieron desde los costados de la carretera disparando al aire y contra ambos vehículos, para obligar a sus conductores a detener las máquinas de carga”[28].

Así mismo ambos periódicos son enfáticos al referirse a la quema de los camiones y, a pesar de que no lo dice, se infieren las pretensiones de los diarios por construir sujetos con características de barbarie que tratan de quemar un camión con carga explosiva de bencina y petróleo sin medir las consecuencias. De hecho El Mercurio lo describe con las siguientes palabras:

“Bajo amenazas de muerte también sacaron al conductor de la cabina, la rociaron con bencina y la quemaron. El camión, que trasportaba 35 mil litros de petróleo y bencina en un estanque compartimentado para distribuirlo en gasolineras de la empresa Shell, era conducido por Mauricio García (30). La cabina resultó completamente quemada, pero –afortunadamente- sin que el fuego alcanzara su peligrosa y explosiva carga”[29].

No nos referimos a que el acto no es “explosivo” pues, en caso de concretarse seguramente hubiera generado alguna catástrofe, más bien nos referimos al énfasis que dan los periódicos al acontecimiento sin describir el por qué de los actos reivindicativos:

“Los sujetos rociaron la cabina del camión con combustible y le encendieron fuego, para luego dibujar un kultrún con pintura spray en el estanque de combustible de la maquina, cuyo fuego milagrosamente no alcanzó hasta el estanque con 35 mil litros de combustible, porque de lo contrario, los testigos coincidieron en que el fuego habría originado una devastadora tragedia.”[30]

Igualmente El Mercurio define a la Ruta cinco como la “ruta del terror”[31] en la cual no es primera vez que ocurren esta clase de “atentados”. Esta construcción de barbarie también se justifica en la figura en la imagen de “carabineros lesionados” dejados por los manifestantes luego del sepelio de Matías Catrileo que se vincula en la misma noticia relatando que “dos carabineros motoristas resultaron con sus manos lesionadas con piedras al ser atacados por mapuches cuando transitaban frente a un internado indígena”[32] mientras que frente a las versiones que identifican a un policía como autor del disparo que mató a Matías Catrileo, El Diario Austral de La Araucanía menciona que el joven habría muerto producto de un “confuso enfrentamiento”[33] en el que no sindica de manera clara a los culpables.

Esta situación buscaba provocar el castigo a los inculpados, como también mayor participación del Estado en el control y captura de los “encapuchados” por lo que rápidamente se sondeó las opiniones de las autoridades frente a los acontecimientos: Nora Barrientos, Intendenta de la Araucanía dice que “esos grupos no representan ni el uno por ciento de las 2.800 comunidades de la región […] la autoridad no dialogará con encapuchados ni grupos violentistas”[34] lo que incita que finalmente, el gobierno se querelle frente a quienes se indiquen como responsables,[35] se nombren fiscales especiales para el caso, se redoblen las fuerzas policíacas en las comunidades indígenas y como ya se dijo, se da un carácter de secreto a la investigación[36], que incluso, se justificó por “la existencia de armamento de guerra en manos de los encapuchados”[37].

Todos los esfuerzos dirigidos a atrapar a los culpables dieron –aparentemente- sus resultados y fue publicado con grandes títulos primero con la detención de Juan Medina Hernández en Concepción, Alex Bahamondes en Osorno y posteriormente con la detención en La Serena de Miguel Varela Veas.

De los dos primeros detenidos se enfatiza en que “no tienen origen mapuche y se les investiga su probable conexión con la Coordinadora Arauco Malleco”[38]. Fueron enviados bajo fuertes medidas de seguridad y con una sustancial expectación periodística que buscaban cubrir la noticia de la captura de los “activistas no mapuches sospechosos de [los] ataques incendiarios”[39] para luego ser enviados a la cárcel de Los Ángeles, “y no a la de Angol, esto para evitar algún problema ya que en el ultimo penal hay varios mapuches condenados por delitos similares”[40] profundizando así, las características de barbarización mantenidas.

Al día siguiente de estas detenciones los periódicos se centrarían con mayor fuerza en la detención de “tercer sospechoso de [los] ataques”[41] incendiarios: el estudiante de sociología, Miguel Varela quien fue definido por El Mercurio como un “activista de Derechos Humanos”. De Miguel Varela los periódicos no tenían mucha información, por lo que se le definía mediante la vinculación con los otros detenidos agrupándolos en la misma noticia:

“Se trata de Miguel Varela Veas (22), activista de una agrupación de derechos humanos. El joven, estudiante de sociología de la Universidad La República, sede La Serena, fue arrestado pasado el mediodía en su casa, ubicada en la población La Pampa. […] Mientras tanto, fuentes consultadas por ‘El Mercurio’ informaron que otro de los activistas detenidos el sábado pasado por su participación en el ataque incendiario de Ercilla, Juan Bautista Medina Hernández (35), es un reconocido integrante de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM). Incluso tiene cercanía con el nuevo líder de la organización radical mapuche. […] Durante la detención del activista (Juan Medina Hernández), que no opuso resistencia, los efectivos de investigaciones encontraron balas y croquis de zonas forestales”[42].

Todos los periódicos tradicionales que escribieron de las detenciones coincidieron en el fuerte despliegue policial en torno a la “captura” de los “sospechosos”:

“La situación ha generado la expectación de la comunidad en la zona ya que desde hacía tiempo que no había tal despliegue policial para el traslado de estos individuos a quienes se les investiga su nexo con la Coordinadora Arauco Malleco o alguna otra agrupación extremista. Por ahora se piensa que al igual que los otros imputados Varela sea detenido en forma preventiva, mientras termina la investigación de Velásquez, y mientras se detiene al resto de los involucrados directamente en este acto delictual […]”[43]

Y no es para menos; Varela fue enviado en una avioneta de la Policía de Investigaciones desde La Serena hasta Angol. Con estas detenciones las instituciones policiales implicadas se vieron muy satisfechas y contentas[44], de esta manera se preparaban los juicios correspondientes.

Las primeras sentencias fueron dirigidas a los dos primeros detenidos: Bahamondes y Medina fueron enviados a la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago el martes quince de enero. Fueron inculpados del delito de incendio reiterado y las pruebas utilizadas fueron descritas por los periódicos:

“El fiscal Miguel Velásquez presentó una serie de antecedentes intentando probar la participación de ambos sujetos en los atentados. Entre ellos, el hallazgo de munición de guerra, que podría ser de una subametralladora, además de cierta cantidad de literatura subversiva, como el manual de guerrillas del Ché Guevara, Manual de la Intifada, una pañoleta árabe, celulares, folletos para fabricar bombas molotov, un bidón, boleadoras, un morral y hojas utilizadas por personal de inteligencia.”[45]

Tras esta mención de el por qué de sus aprehensiones se indicaba la situación de Miguel Varela quien “se encuentra incomunicado en la cárcel de Curacautín, a la espera de la audiencia de formalización de la investigación”[46]. Sin embargo, el jueves de la misma semana de las sentencias anteriores, Miguel Varela quedaba en libertad luego de que tras el juicio no se pudieran presentar pruebas en su contra:

“El tribunal de Garantía de Collipulli, luego de acoger los argumentos del abogado defensor, dejó en libertad y sin medidas cautelares al estudiante de tercer año de Sociología de la universidad de La Serena, Miguel Varela Veas, quien había sido imputado de participar en el incendio de dos camiones la madrugada del 5 de este mes en la ruta 5, al sur de Ercilla”[47]

El Diario Austral de La Araucanía era uno de los pocos periódicos que daba una página completa a la noticia, sin embargo; enfatizaba en las declaraciones del fiscal que aseguraba que Miguel “por ahora quedó en libertad”[48]. Las declaraciones de Varela dejaban en claro lo sucedido y catalogaba tajantemente la situación: “Esto es un montaje del Ministerio del Interior y de la inteligencia policial que busca frenar el apoyo de quienes solidarizamos con la heroica lucha del pueblo mapuche”.[49]

Desde el periodismo contra informativo también se escribió al respecto. Existen variados portales informativos en Internet que cubrieron la noticia de “el montaje” tras la detención de los tres sujetos mencionados anteriormente. Después de la detención de Miguel Varela y sus palabras dirigidas a los medios de información, estos diversos medios fueron publicando sobre la situación vivida en el sur uniéndose a la sentencia de “montaje” realizada por Varela. En vista de que la información es demasiada y muchas veces solo se repite entre los medios alternativos, hemos tomado tres de ellos: Hommodolars, Redchem y País Mapuche. Principalmente porque es el mismo Miguel Varela quien los indica como medios contra informativos que cubrieron la noticia y porque gran cantidad de los otros portales informativos solo “copian” la noticia desde estas páginas para apoyar su difusión. Asimismo llama la atención el carácter de anonimato dado a los autores de estas noticias, de lo que se infiere las intenciones de “cuidarse” ante los organismos de seguridad interior del Estado, es por esto que muchas de estas noticias salen firmadas por la página en la que se publica o simplemente figuran como noticias anónimas. Es así como la página de Internet de País Mapuche comenzaba entregando la noticia:

“La madrugada del cinco de enero del 2008, un grupo de personas incendió dos camiones en la ruta cinco sur, a la altura del sector Chamichaco en Ercilla, hecho ocurrido a dos días del asesinato del weichafe Matías Catrileo, quien cayó en Vilcún por una bala de carabineros. Solo días más tarde, el sábado 12 de enero, fueron detenidos Juan Medina Hernández en San Pedro de la Paz y Alex Bahamondes en Osorno, siendo trasladados en aparatosas caravanas policiales hacia los tribunales de la zona de Malleco. Luego quedaron incomunicados por casi 20 días en la cárcel de Concepción. La persecución continuó con la detención el lunes 17 de Miguel Ángel Varela en La Serena, y el jueves 20 de Erick Von Jenstick en Valdivia”[50].

Otros medios cubrían la noticia y daban un carácter más heroico a Miguel Varela quien “se mostró fuerte y consiente y aseguró que todo es una farsa. ‘Aunque nos maten y nos encarcelen, no detendrán la lucha. Esto es un montaje’, grito, puño en alto, mientras era subido a una de las camionetas de Investigaciones que lo trasladó a Collipulli”[51]. Tras estas noticias, Hommodolars entregaba las razones de estas detenciones:

“Todos forman parte de las redes de apoyo a las comunidades mapuche en conflicto en sus respectivas ciudades, lo que significó un golpe planificado por la justicia chilena para amedrentar e intentar debilitar el creciente apoyo social en todo el mundo hacia la lucha mapuche más digna.

Sin embargo, esta razzia policial no pasa de ser un montaje político a modo de mensaje intimidatorio para quienes se atrevan a respaldar y apoyar la legítima resistencia de las comunidades en conflicto, una amenaza para quienes osen denunciar la violencia asesina del estado chileno y el sistemático genocidio hacia un pueblo que amenaza la estabilidad capitalista. Esto queda en evidencia cuando no existen pruebas para culpar a nuestros hermanos”[52].

Luego de la liberación de Miguel Varela estos diversos medios publicaron sus conclusiones del proceso. Todos coincidieron en la calidad de “montaje” puesto en contra de Miguel, pero al mismo tiempo extendían esta calificación para los otros imputados con Varela. Hommodolars concluía todo el proceso:

“La investigación se realizó por más de un año e incluyó desde espionaje y hostigamientos a familiares, hasta el show de las policías en la reconstitución de escena. La única prueba concreta del fiscal antimapuche Miguel Angel Velásquez es la palabra de los testigos protegidos, de los cuales nadie sabe su identidad. Ellos habrían identificado a los tres inculpados de entre un set de fotografías mostrado por la inteligencia policial.

Por otro lado, existe una enorme lista de elementos ‘acusatorios’ incautados en los hogares de los procesados. Aquellas pertenencias constituyen pruebas tan ridículas como un libro del Che Guevara, documentales de conflictos sociales o ropa ‘oscura’, entre otras.

En todo este proceso, nuestros tres hermanos y sus familias han debido soportar la prepotencia de las policías que desde antes de las detenciones ya se percibía la vigilancia y el hostigamiento permanente.”[53]

Con estas palabras también respondía a las pruebas presentadas por los periódicos tradicionales, y describía el proceso que también viven las familias detrás de cada uno de los detenidos. El portal País Mapuche decía: “se dejaron caer sobre sus hogares en hordas de policías con armamento de guerra, sin respetar la integridad de mujeres y niños”[54]. Otra característica que se desprende es que el proceso fue bastante largo, no concluiría definitivamente en enero del 2008, contemplaría por lo menos el lapso de un año.

Con la liberación de Miguel Varela, los diversos portales contra informativos sentenciaban finalmente asegurando la declaración de Miguel: todo había sido un montaje.

Pero, ¿Por qué Miguel define este proceso como “montaje”?, sería él mismo quien nos respondería:

“Esto es un montaje y va mas allá […] esta es una estrategia militar que esta haciendo la policía, hoy día hay un fiscal especial para las causas mapuche que se llama Francisco Ljubetic […] junto al fiscal que ordeno mi detención que es Miguel Ángel Velásquez en conjunto con el fiscal Elgueta al cual gente de la Coordinadota Arauco Malleco le realizo una emboscada el año pasado. [ambos] tuvieron preparación por parte del FBI y de la CIA y los servicios de inteligencia del gobierno israelí en lo que se llama la guerra total: es una estrategia que no solo busca desarticular a organizaciones revolucionarias, sino que busca golpear a todo el entorno, ósea no solamente a la gente que ataca a intereses capitalistas forestales sino a la gente que solidariza con las organizaciones, que solidariza con la lucha del pueblo Mapuche especialmente las organizaciones sociales y a la gente que presta apoyo, cobertura […]Yo en ese tiempo me encontraba acá en Serena […] trabajando en un minera y estuve participando en movilizaciones de apoyo a la huelga de hambre que llevaba 70 días la Chepa, Patricia Troncoso. En ese contexto se produce lo que se llama un montaje político-judicial que busca frenar la solidaridad de los pueblos hacia la lucha Mapuche”[55].

También nos dice que “el montaje” es una actividad recurrente realizada por el Estado para desarticular movimientos sociales, y es sufrido constantemente en las comunidades mapuche. Funciona armando grupos a partir de sujetos individuales que solidarizan con la causa para mostrarlos como “estructura de una organización de carácter político militar”[56] creada para la construcción en un imaginario colectivo de la figura del “terrorista”. El montaje fue creado simplemente porque “había que acusar a alguien por la quema […] y como los aparatos de inteligencia no son tan inteligentes tienen que cargar a alguien o inculpar a alguien, en este caso se inculpo a Miguel.”[57]

Miguel coincide en su descripción de los acontecimientos con estas declaraciones pues. Para él “la estrategia de los medios de comunicación y del estado chileno es presentarte como culpable ósea, ya te condenan los medios.”[58], sin embargo no es algo que le sorprenda pues “de un tiempo a esta parte ya nada sorprende […] Nosotros elegimos un enemigo que es muy poderoso: […] la sociedad capitalista con sus instituciones, […] ósea: los medios de comunicación, los jueces, fiscales, la policía toda la sociedad po (sic). Es todo.”[59]Esta sería la razón por la cual los medios tampoco publicaron la versión de Varela a raíz de lo sucedido ya que la intención nunca fue esa, “nunca va a ir a escuchar los testimonio de Miguel […] solamente iban a encontrar lo que les conviene a los grandes grupos económicos y políticos que dominan el país, que son los mismos que controlan los medios de comunicación”[60] tradicionales en los que se relataron los “hechos”.

Sin embargo no ocurre así a través de los medios alternativos o de “contra información” que se presentan como espacios un poco más democráticos que si rescatan las declaraciones y versiones de Miguel “como la página Redchem, País Mapuche y Hommodolars […] que son medios de contra información. O sea a través de la contra información se manifestó que esto era un montaje, que era un estrategia del ministerio del interior, de la policía”[61].

Miguel describe al mismo tiempo, el proceso vivido en La Serena mediante el cual fue detenido y que no fue publicado por los periódicos que cubrieron con gran expectación la noticia:

“[…] Pasaron 2 semanas que estaba constantemente con seguimiento policial, con acoso policial y el día 5 de enero se me detiene después de participar en un acto de apoyo en la catedral, en donde se hizo una intervención en la misa del domingo. Después de retirarme de esa actividad me dirijo a la casa de abuela donde yo vivía y allí fui detenido con [un] amplio contingente de la policía de investigaciones, con extremada violencia, con uso de armamentos largos […] ese día me encontraba con mi compañera y fuimos detenidos los dos […] Aparecieron carros de la policía de investigaciones por distintos lados, gente con armamento mas de 20 autos, se allanó la casa de mi abuela y […] la casa de mi mama […] con extremada violencia y allí se me notifica que soy acusado del delito de incendio”[62].

Miguel narra también lo que vivió luego de su detención destacando que la situación se efectúa con “un operativo bastante desproporcionado” para alguien que en vez de armas solo posee “literatura y ropas”[63], pero que sin embargo a los efectivos policiales les pareció suficiente para el despliegue efectuado. Luego como ya comentamos anteriormente, es llevado en avioneta hasta la ciudad de Angol donde lo esperaban “mas de 200 efectivos con armamentos largos” con la intención de “crear la figura del terrorista, de la gente loca que desafía la autoridad, que ataca la infraestructura del capitalismo”[64].

Es así como los medios masivos tradicionales describieron la noticia según Varela, pues para los entrevistados el control del “cuarto poder” es fundamental para la creación en el imaginario colectivo del activista, y al mismo tiempo la barbarización de la protesta social mapuche.

3. Miguel Varela: ¿Activista?

Lo cierto es que Varela si se relaciona con las reivindicaciones indígenas, y no con la quema de los camiones. Sin embargo su solidaridad con la causa social mapuche está dentro de un universo de ideales mayores. Por esto no podemos definirlo solo como un simpatizante, que sin duda lo es, pero no lo define completamente.

La prensa tradicional en este aspecto es categórica, y no escatima en siquiera preguntar a Miguel como se define, antes de su detención la prensa ya lo definía como un terrorista, activista, encapuchado, presunto implicado o sospechoso acercando su visión histórica del sujeto violento y salvaje al que se debía aprehender.

Esto no quiere decir que los periódicos tradicionales no lo reconocieran como un estudiante universitario o como integrante de las redes de apoyo a la lucha del pueblo mapuche –como lo definía el periodismo alternativo-. Sin embargo estas definiciones –más cercanas a la “objetividad” que definen los periódicos- no cabían en sus títulos, privilegiando las designaciones anteriormente señaladas.

Sería el mismo Varela quien daría luces de sus concepciones sobre las cosas: al minuto de salir en libertad declaraba al Diario Austral de la Araucanía que “la cárcel es el reflejo de una sociedad incapaz de solucionar sus problemas”. Por lo cual “No deberían existir, y se debería acabar con los regímenes de aislamiento. Es lo más terrible que le puede pasar a un ser humano”. Y sentenciada tajantemente a los responsables de esta situación aclarando que “en la cárcel de Temuco hay más de 15 personas en celdas de castigo. Esa es la reforma procesal y esa es la democracia de la Bachelet”[65]

Esto refleja claramente el disgusto que Miguel siente hacia una sociedad basada en el capitalismo –como la define Miguel- que cada día crece más y más. Ya que son estas, las cárceles las que el Estado chileno, ‘enemigo’ de nuestro sujeto ocupa “para debilitarte para hacerte sentir que eres débil, que no puedes luchar contra un enemigo tan grande”[66]. De esta manera plantea que es el capitalismo una fuente de “muerte, de miseria, […] de esclavitud”[67] en la cual Varela no quiere ser parte. Teniendo claro el disgusto que Miguel siente por la sociedad capitalista cabe la pregunta: ¿Qué es lo que quiere?. El mismo nos explica.

“[…] Quiero otra forma de vida, liberada, autónoma, plenitud con la naturaleza, con la sencillez de las cosas, no tiene nada que ver con la sociedad capitalista, con sus formas productivas con su lógica de mercados. La vida que nosotros aspiramos que miramos es la vida comunitaria, la vida libre basada en la reciprocidad, en el respeto con nuestra madre tierra, esa sociedad, no es esta. Nuestra sociedad es antagónica a esta […], es por eso que estamos en conflicto, estamos en guerra, una guerra declarada”[68]

En cuanto a la lucha que el pueblo Mapuche sostiene con el estado chileno, Varela cree que son completamente validas y además son “[…] totalmente legítimas”[69] ya que estos pueblos, según él, “luchan por su libre determinación por la necesidad de tener un territorio, de construir sus propias organizaciones, su propia historia”[70]. Con esto el estudiante de Sociología muestra la solidaridad y comprensión que siente hacia los pueblos originarios, se da cuenta que el sistema capitalista -como él plantea- no da cabida al desarrollo de los pueblos o comunidades indígenas. Es por eso que Varela siente la solidaridad por los pueblos como un llamado haciéndose parte de su contexto y aunque este no sea el propio, se identifica a plenitud.

“Miguel sintió lo que es el llamado, que sienten, sentimos, algunos guerreros de la tierra a defender y liberar a los pueblos oprimidos a ser parte de la lucha mas que defenderlo ir a liberarlo, hacer en conjunto la liberación. Como muchos han sentido ese llamado de ser parte del proceso de liberación del territorio de Chile y Abya Yala entero, los territorios del mundo todos los oprimidos y todos los explotados y los excluidos”[71].

Pero no solo siente el llamado por los pueblos indígenas, Sino que también es un hombre que apoya a sujetos populares reconocidos, sobre todo, en los estudios historiográficos de la Nueva Historia Social Chilena como los trabajadores, obreros o estudiantes y no solo al pueblo Mapuche, también defiende a los pueblos “oprimidos” por el capitalismo, como muchos otros. “oprimidos” entre los que se incluye Miguel.

Bajo nuestra investigación podríamos plantear que Varela podría calificar dentro de lo que nosotros denominamos un sujeto popular con características diversas, es decir, un sujeto que solidariza con varias “causas populares” y no solo con una. Causas de las cuales está convencido, las considera justas y que no por ser ajenas a su contexto más mediato, este no tiene que tener alguna relación, por el contrario las defiende con gran ímpetu.

Miguel a participado “en organizaciones de denuncia principalmente de derechos, de apoyo de derechos populares eso prácticamente es una labor de denuncia, de apoyo solidario”[72] con la intención de solidarizar con los que necesiten ayuda y que no son escuchados por el gobierno y/o sus instituciones, incluso son opacados y maltratados, como es el caso del pueblo mapuche. Sin embargo los medios de comunicación tales como el periódico El Mercurio toma esta premisa y la transforma poniendo como titular en una de sus tantas publicaciones: “Tercer sospechoso de ataques es un activista de DD.HH.”[73] En primer lugar denota que Miguel es un ‘activista’ y ‘de derechos humanos’, la intencionalidad que se le da a esta noticia, no esta clara, pero podemos plantear como hipótesis que se trata de criminalizar no solo a Miguel, sino que trata de ampliar el espectro y plantear que los activistas de derechos humanos pueden ser tan “perjudiciales” como Miguel Varela, para crear “el temor constante a todos los que piensan de manera distinta”[74].

Ahora bien, existen distintas maneras de denominar una persona con las características que tiene Miguel. Daniel Aguilera, estudiante de la universidad de La Serena y amigo de Miguel lo define como:

“Un hermano, como un compañero, como un guerrero, como un rebelde, como un revolucionario, como una persona que a sentido el llamado de la madre tierra que sabe que este sistema no da mas y hay que botarlo y ocupar todos los mecanismos que sean necesario para botarlo, todas las formas de lucha, porque todas son validas para poder derrocar este sistema y creo que él [Miguel] es eso un hermano para mi y un compañero y como un rebelde revolucionario y tiene mucho que hacer aquí en lo que es la lucha social en lo local, en la zona”[75].

Tanto Varela como Daniel concuerdan en un punto fundamental y que vale la pena subrayar: para ellos la lucha es justa y/o legitima. Esta lucha contra el capitalismo o lo que podríamos llamar según Aguilera “Capitalismo salvaje” “[…] que destruye a las comunidades, destruye al ser gregario destruye el medio ambiente, y no respeta la cosmovisión de los pueblos originarios”[76] para Miguel la lucha del pueblo Mapuche es totalmente justa y legitima, es por eso que las apoya completamente y solidariza con ellas.

“Las reivindicaciones del pueblo Mapuche, en su lucha de liberación, son totalmente legítimas, hoy día en la novena región se desarrolla un estado de guerra, que puede sonar exagerado, pero la gente en las comunidades [y] las comunidades mismas están militarizadas, helipuertos, grandes contingentes, detenciones, torturas, allanamientos, asesinatos de compañero y hoy día hay mas de 50 presos políticos en las cárceles del sur.”

Contrastándolo con los dichos de Miguel, el capitalismo es quien destruye lo “natural del ser humano” y es mediante la lucha que esta “naturaleza” se puede recuperar. Los motivos por el cual Varela conoce este mundo, el mundo de las reivindicaciones del pueblo Mapuche, es explicado por su amigo Daniel:

“él estuvo en el sur estudiando mucho tiempo y allí tuvo gran contacto con estudiantes, jóvenes, lonkos, comuneros que trabajaban allá y el participaba en actividades de propaganda, manifestaciones, organizaciones que se dedicaban a la problemática de los pueblos originarios […], así que tuvo un contacto diferente con este tipo de personas, Miguel compartió con Matías Catrileo por ejemplo lo que entrega un plus mas grande y una convicción mas grande hacia su fuerza, su lucha, como weichafe, como guerrero”.[77]

La pertenencia con el pueblo Mapuche, la convicción que Miguel Varela muestra por las reivindicaciones de este, se corroboran al momento que él nos confiesa que forma “parte de un movimiento histórico, un movimiento histórico que a luchado durante siglos por la destrucción del capitalismo”[78] Este movimiento es de muy amplia envergadura es por lo que en esta investigación no ahondaremos, pero del cual inferimos que es característico en la historia de los antagonismos que define Miguel. Esto nos demuestra la gran cantidad de “luchas” que Miguel realiza para vencer a su “enemigo”: el capitalismo. La lucha Indígena es una de tantas. Por lo que este se transforma en un ente decidido de “cambio y construcción” o como lo define Daniel “un transformador social, un transformador constante”[79]

En consecuencia Miguel es mas que in activista, definiéndose a si mismo simplemente como un “revolucionario”[80]. Pero con conciencia histórica de su posición pues, forma parte de un movimiento histórico que no comenzó hoy.

4. El rol de los medios en torno al proceso, se desarticula el Montaje

Desde la quema de los camiones hasta la captura de los detenidos entre los que figura Miguel Varela se fue generando a través de los medios tradicionales un clima de inestabilidad, frente a la cual el Estado y la autoridad debía tomar una posición y actuar consecuentemente en la búsqueda de responsables que debía castigar de manera ejemplar.

Debemos recordar las fechas de los “hechos”. El joven comunero mapuche cae herido el día tres de enero, dos días más tarde son quemados dos camiones en el sector de Chamichaco. El día doce serían detenidos los primeros dos sujetos por el atentado y al día siguiente se detendría a Miguel Varela. A simple vista son sucesos simples, con una mínima relación que responderían al actuar de los organismos policiales frente a un acto que, más que reivindicativo, tendría características delictuales. Sin embargo a nosotros no nos interesa solo relatar acontecimientos, nos interesa escudriñar, profundizar para comprender las relaciones y –para efectos de esta investigación- vislumbrar el rol de la prensa en el proceso de judicialización.

Desde el día cuatro de enero –un día después de la muerte de Matías Catrileo- se escriben noticias alarmantes sobre una zona en “conflicto”. En otras palabras; desde la muerte de Matías Catrileo hasta un par de días después de la liberación de Miguel Varela, los medios escritos de la prensa tradicional construyen un clima de inestabilidad transportando las miradas de los lectores desde el asesinato de Catrileo hacia la culpabilidad de los “encapuchados”. Al final del proceso quedaría incluso la sensación de que la culpabilidad de la muerte de Matías estaría en manos de los mismos comuneros mapuche o de los sujetos que solidarizan con estas reivindicaciones, pero no se sindicaría con la misma fuerza a algún efectivo de carabineros como presunto implicado.

Puede ser que los medios hayan continuado sus escritos incluso en los días posteriores de la liberación de Miguel, sin embargo por las características de esta investigación solo podemos decir que al menos, en este periodo; todos los días se publicó en algún medio escrito tradicional, algo relacionado con el conflicto Chileno – Mapuche, haciendo hincapié en los últimos “hechos de violencia”[81].

Es así como El Diario Austral de La Araucanía abre el fuego, publicando una página completa que habla sobre Jorge Luchsinger, dueño del predio al que abrían entrado los comuneros junto a Matías. La noticia es característica al señalar la historia de los diversos ataques que ha recibido el agricultor, quien hace un llamado público a la presidenta de la republica para velar “porque exista el Estado de Derecho en nuestro país”:

“’Tenemos que tener garantías para trabajar en paz y tranquilos. No podemos seguir con esto de que cada uno hace justicia por sus propios medios, cosa que creo que todo el mundo ha repudiado siempre’.

A juicio del agricultor ha habido una ‘tolerancia excesiva y el gobierno se ha empeñado en amparar la situación de violencia que ha ocurrido en la novena región’.

A ello agregó que ha sido lamentable esta situación [muerte de Matías Catrileo], especialmente por la imposibilidad de diálogo que ha tenido con las autoridades regionales. Al conversar con el ex intendente Eduardo Klein, quien expresó que lo único que podría hacer por él era entregarle una mayor protección policial. […] Finalmente, el agricultor dijo que él no tiene que claudicar y que lo único que puede repudiar es la pasividad de las autoridades políticas y administrativas ‘que no han hecho nada, que me tiran al sacrificio’ concluyó”[82].

En resumen tenemos una página completa que llama a la autoridad a tomar cartas en el asunto. Luego de los actos reivindicativos del día cinco de enero en Chamichaco las noticias se encrudecieron, tomando las declaraciones que esta vez giraron en torno a la figura de los camioneros que fueron atacados los que también solicitaban “al Gobierno hacerse parte de cada uno de los sumarios y de las investigaciones”[83]. A este llamado se unieron los diversos partidos políticos, no obstante se presentarían algunas variaciones interesantes. Mientras el senador Alberto Espina (RN) explica que “es responsabilidad de las autoridades y de los servicios de inteligencia desbaratar a los grupos violentistas de La Araucanía[84]”, el diputado Jaime Quintana (PPD) hablaba de que la solución no estaba en aplicar mano dura, sino que abrir el dialogo[85], al mismo tiempo que la intendenta regional de la Araucanía, Nora Barrientos, llamaba a la tranquilidad.

En este aspecto existe una variación interesante; pues las opiniones de los anteriores concertacionistas, no correspondían a toda la colectividad. Esta situación quedó clara cuando el mismo ministro Francisco Vidal hablara frente al mal mencionado “conflicto mapuche”, en su cargo de Vocero de Gobierno, denunciando:

“Si se reactivan conductas que son ilícitas actuaremos con la Fuerza del Derecho. Si alguien quiere, como se intentó, quemar un camión con 25 mil litros de combustible, los perseguiremos, los colocaremos a disposición de los tribunales. Eso es lo que esperan los chilenos de su gobierno.”[86]

Estas circunstancias provocaron que al día siguiente se hiciera oficial la querella interpuesta por el gobierno contra todos los que resultaran culpables, siendo que aun no había ningún detenido[87]. Sin embargo, la situación no se detuvo allí, se buscaba seguir creando la imagen del “terrorista” entre los “encapuchados”. A raíz de las declaraciones del diputado Gonzalo Arenas (UDI) se aumentaría la sensación de conflictividad e inestabilidad:

“Hay organizados grupos paramilitares, cuya intención no es llegar al diálogo y la convivencia pacífica, sino que se alejan de la solicitud de la independencia territorial […] estos grupos serían financiados por organizaciones que tienen nexos internacionales.”[88]

Estas declaraciones serían decisivas, más allá de sus fundamentos –que dicho sea de paso, no se mencionan- daría pie para que la noticia saliera publicada tres días seguidos, en la cual se ocupa gran espacio del periódico, tanto el día ocho, nueve y diez de enero la noticia sale publicada solo con la variante de tener distintos formatos.

La respuesta sería dirigida contra las comunidades esta vez, donde se refuerza aún más las vigilancias y coerción con cuerpos de carabineros “producto de los últimos acontecimientos”:

“Un grupo especial de inteligencia está trabajando en la región para poder esclarecer los hechos […] Se han reforzado los controles policiales […] hasta el momento no han emanado ordenes de detención por los hechos de violencia que durante las últimas semanas se han vivido en diversos sectores de la Novena Región, como el baleo y quema de camiones”[89].

Entonces ¿para las autoridades todos mapuche es un criminal? No, pues también se construye y difunde la concepción del “buen indígena apaciguado” que utiliza los métodos ‘legales’ para lograr sus cometidos. Es así como aparece una entrevista a Humberto Cayul, presidente de la comunidad Pehuen Mapu, quien corrobora los medios pacíficos e institucionales para lograr dar solución a sus demandas, así será que recibirá algunas tierras gracias a la acción conjunta del Alcalde y de la Conadi:

“Sé que a todos como seres humanos a veces se nos pasa la mano y por eso llegamos a algunos conflictos. Por eso yo les hago un llamado a que guarden la cordura, a que tengan paciencia. Yo les puedo decir con certeza que las soluciones vienen cuando las cosas se manejan pacíficamente y cuando los dirigentes trabajan bien y mantienen su comunidad firme y apaciguada, debemos apostar por una lucha pacífica. Al final todo vale la pena”[90].

Igualmente, otro dirigente, esta vez desde la comunidad Temucuicui, afirmaba primero, que no tenían relación con organismo paramilitares, segundo, están dispuestos a trabajar en conjunto con el gobierno y, tercero, se enfatiza a través de la noticia que este es un acuerdo pacífico.[91] Con el preciso interés de dejar en claro que cuando el indígena es “bueno” y “apaciguado” puede lograr sus objetivos, pero siempre; en el plano de la reforma, nunca del cambio a su estructura.

Estas declaraciones serían aplaudidas por otros entrevistados que aparecían exactamente al día siguiente en los periódicos. Daniel Neculpan, subdirector de la Conadi destacaría estas declaraciones y agregaría que “el dialogo es el tema central para buscar vías de solución, también tiene que ver con lo que han venido haciendo los gobiernos de la concertación […]”[92] y más aun; algunos extenderían las opiniones del dirigente a todo el pueblo mapuche: “Las declaraciones del werkén Jorge Huenchullán son coincidentes con el pensamiento de la enorme mayoría de los comuneros mapuches”[93], como explicaría el diputado UDI, Enrique Estay.

Con todas estas características, finalmente los periodicos tradicionales lograrían al menos en dos ámbitos, crear el imaginario de inestabilidad y miedo.

Primero, haciendo la denuncia pública de que si las cosas seguían tomando estos matices tan “radicales” provocarían que las inversiones de los empresarios en la zona se vieran afectadas. Serían el periódico La Tercera que describía esta situación primero enumerando al menos seis acontecimientos de “violencia en la Araucanía” para luego describir las duras críticas desde el empresariado al Gobierno por su “falta de participación”:

“La autoridad no ha reaccionado con la firmeza que corresponde. Mientras no se reconozca que existe un aumento de la inseguridad, el problema no se va a resolver y los atentados van a continuar. […] [esto] afecta negativamente a las decisiones de los inversionistas y, en este caso puntual, especialmente a la inversión extranjera en el sector de energía, que tanto necesita el país”[94].

Incita a la finalidad de privilegiar los acuerdos económicos internacionales por sobre los acuerdos sociales.

Como segundo ámbito, luego de la detención de los dos primeros sujetos por la quema de los camiones, se lograba dar broche de oro al clima de inestabilidad, cosa que publicaría La Tercera, al realizar una encuesta nacional mediante la cual se concluía que el setenta y seis por ciento de la población creía que se deben aplicar medidas más drásticas a los activistas.[95] Si hemos seguido esta interpretación descrita en este trabajo, esto no nos debería sorprender, pues sería efecto –entre otras cosas- del impacto generado por los medios periodísticos más tradicionales.

Desde la misma editorial de La Tercera se recomendaba al gobierno el “hacer valer la legislación, al margen de cualquier otra consideración vigente”[96] y para esto se amparaba en las pruebas que entregaban las encuestas.

Según el periodista Sergio Muñoz, quien preparó su tesis en torno a los medios informativos y el conflicto Chileno – Mapuche, este “rol” de los medios tradicionales tendría características históricas, pues a pesar de que en los inicios de la república se mostrara al mapuche como símbolo de libertad en estandartes, banderas e incluso monedas se cambiaría este imaginario y los fines de la prensa, que al tener fines de lucro, actuarían de manera distinta:

“Cuando se referían a ellos [Mapuche] generalmente habían adjetivos o verbos negativos, […] entonces uno empieza a analizar la noticia y la temática es negativa. […] Habían conclusiones que eran aberrantes como por ejemplo [designando a los indígenas como] ‘estos Mapuches idiotas’ o ‘estos Mapuches entupidos’, habían conclusiones textuales como esa en noticia”[97].

El Mercurio en este sentido sería tajante, el mismo periodista nos afirma que a medida que escribía su tesis comenzaron a darse cuenta que las noticias relacionadas con el “conflicto” siempre aparecía en la página C11, rodeada por noticias policiales para así generar esa sensación de inestabilidad.

Ahora, sobre el rol de los medios como “generador de opiniones” nos dice que es cierto que los periódicos no dicen que debemos pensar, pero si pone ciertas noticias de forma estratégica para que opinemos de ellas:

“Es allí la importancia del medio de comunicación porque genera opinión, de alguna manera, aunque muchos digan no genera, otros que si genera […] Yo pienso que si genera opinión […] porque estos temas que no tienen relación directa [con] uno. Los toma[mos] y al final el […] pensamiento que uno adquiere es el pensamiento del medio”[98].

Para esto no podemos declarar un medio como objetivo, pues todo medio tiene fines, por lo mismo muchos periódicos tienen “el ojo puesto en el sur”[99] por lo que la manera de contar las noticias será distinta. Con todos estos antecedentes se marca una trayectoria desde la noticia, un relato preparado de los acontecimientos cuyo fin, al parecer, sería la creación del clima de inestabilidad, dar juicio y castigo a quienes resultaran culpables, aunque posteriormente quedaran en libertad por la ausencia de pruebas de parte de la fiscalía. El rol de los medios analizados aquí parece ser consecuente con la creación y mantención de los tópicos como “el terrorista”, “el indígena bueno y apaciguado” y el clima de inestabilidad interna. Esta vez Sergio Muñoz compartiría los gritos de Miguel: “Esto es un montaje…”[100].

5. Conclusiones

Comprendiendo los temas aquí propuestos y avanzando hacia una interpretación sobre el caso aquí estudiado, creemos que la ratificación de nuestra hipótesis es obvia, sin embargo no basta. Al parecer, a través de nuestra indagación esta se ha enriquecido y nos ha servido de enseñanza también a nosotros: los autores.

Miguel Varela vivió un proceso de criminalización, en que los periódicos más tradicionales actuaron generando opiniones y “preparando” su juicio sin siquiera conocerlo. La historia de Miguel Varela nos muestra como los medios manipularon la información. Sin embargo, esto se enmarca en un proceso mucho mayor. Un proceso de reivindicación no solo indígena, sino también social. La quema de los Camiones en Chamichaco, del cual quedó demostrada la inocencia de Varela, fue tomada por los diarios como un suceso del cual el castigo debía ser una “razón de Estado”. En este proceso los medios más conservadores tendieron a la barbarización de los sujetos histórico – sociales, en el cual no importaba si fuese Miguel Varela, Matías Catrileo o cualquier otro sujeto anónimo de la cotidianidad. Alguien debía pagar con un castigo ejemplar.

A lo largo de la investigación se trató de denominar a Miguel Varela como un “encapuchado”, “terrorista”, “inculpado” o “presunto implicado” por los periódicos. Por otra parte, debemos confesar que nosotros mismos lo definimos, en el inicio de la investigación como un “activista”, sin darnos cuenta que le hacíamos un favor a los medios tradicionales que lo nombraban de esta manera para criminalizar a todo aquel que se manifieste en la calle. Sin embargo, fue el mismo Miguel quien nos corrigió, definiéndose como un sujeto con clara conciencia de pertenencia a un proceso con características históricas, calificándose simplemente como un revolucionario.

Mientras revisábamos los archivos periodísticos relacionados con el caso nos dimos cuenta de varias características que ya nombramos pero que ratificamos taxativamente. Primero, es impresionante la cantidad de material asociado a las reivindicaciones mapuche durante este corto periodo analizado, o sea; entendimos que Varela se contextualiza por un proceso mucho mayor, con características históricas pero que, para efectos prácticos, iniciamos con la muerte de Marías Catrileo, pasando por la supuesta “venganza” de su muerte y finalizando con la liberación de Miguel.

Y como segundo punto; nos llama la atención que entre la quema de los camiones en Ercilla hasta la aprehensión de Varela los medios hayan construido lo que denominamos un clima de inestabilidad inventada, asociada con las construcciones de barbarización sintetizadas en la imagen del “terrorista”. Desde el periodismo nos llegó la explicación en cuanto a esto, los periódicos no nos dicen como pensar pero ordenan e interpretan los temas de su parrilla noticiosa para que opinemos de ellos (Agenda Setting)

Fue a tal nivel está interpretación de crisis de los periódicos tradicionales que un día antes de la detención de Miguel Varela, los medios anunciaban la reactivación del reconocido grupo paramilitar ‘Comando Trizano’, que en el siglo XIX logró, con sangre indígena, ocupar la Araucanía, que según ellos quería “pacificar”.[101]

También nos causa sorpresa la cobertura desde el periódico serenense El Día, que informa muy poco acerca de los acontecimientos vividos por un corregional. De esto podemos inferir que el reconocido periódico buscaba la ausencia de “crisis” por considerar la ciudad como un espacio “tranquilo”, y “no alarmar a la población” ante la imagen de un “terrorista”, que también nos parece una actitud irresponsable pues, el diario intento invisibilizar un suceso. La hipótesis se vio enriquecida enormemente con nuestra indagación.

Este proceso que nosotros calificamos como criminalización o judicialización, Miguel lo califica como un montaje, es por eso el titulo de esta investigación, nos dice que los medios son controlados por cúpulas de poder y que tienen una intencionalidad política. Es inevitable inmiscuir la política con la historia del Miguel, ya que este mismo plantea que “todo es político”[102]. pero es diferente conocerla desde los medios a escuchar la versión del afectado.

Para finalizar este trabajo recordamos a los otros implicados en el juicio tras la quema de los camiones y no podemos cerrar nuestra investigación sin preguntarnos ¿Qué pasó con ellos? ¿También se extendería “el montaje” a sus casos? ¿También serían criminalizados por los periódicos más tradicionales como Miguel?. Estas preguntas solo pueden quedar abiertas para otras investigaciones o el trabajo analítico de otros investigadores. Pero también podemos llamar a la reflexión del lector cotidiano, si existe su interpretación, este trabajo habrá sobrepasado sus objetivos. Que es lo que perseguimos con más ímpetu.

Bibliografía y otras fuentes

Entrevistas

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Sergio Muñoz. La Serena. Junio 2009.

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Diarios

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Notas

[1] El Mercurio. http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={fef4766c-a145-4cc9-a7ba-dd931dc65d73}. 28 abril 2009
[2] El Mercurio. Santiago. 14 de Enero 2008. Pag C12
[3] Díaz Antrezona. Leoncio. Personajes importantes y sus legados sociales en la memoria de la comunidad de Sulca, Canchis, Editorial Tarea, Cuzco, Perú, 2006
[4] Burke, Peter. Formas de hacer historia, Editorial Alianza Universidad, 1949
[5] Justel Tejedor, Valentín. La influencia de los medios de comunicación en la sociedad contemporánea. http://www.mundoculturalhispano.com/spip/spip.php?article1108. 27 noviembre 2004
[6] Echaniz Valiente, josé Ignacio. Et al en V congreso “católicos y vida publica” Mini manual del activista cultural. Mesa 4 C. La industria cultural. Mesa 4 C. La industria cultural. Fundación Universitaria San Pablo - CEU.Madrid, 14, 15 y 16 de noviembre de 2003 14, 15 y 16 de noviembre de 2003
[7] Vera Vera, Héctor. Desafíos democráticos del periodismo chileno. Editorial Universidad de Santiago. Santiago de Chile. Pág.51
[8] Acevedo, Paulina. El discurso de Lagos, los pueblos indígenas y los medios de comunicación en Yánez, Yáñez Nancy y Aylwin José. El gobierno de Lagos, los pueblos indígenas y el “nuevo trato”. Editorial Lom. Santiago de Chile. 2007pag. 487
[9] Aylwin, José. La política del “Nuevo Trato”: Antecedentes, alcances y limitaciones. En El Gobierno de Lagos, los Pueblos Indígenas y el “Nuevo Trato”. Yáñez, Nancy y Aylwin, José. Editorial Lom. 2007. Santiago de Chile. Pág. 31
[10] Vaccani, Gigla. Sergio Villalobos: “Los araucanos son unos simples burgueses”. Http://www.mapuche.info/docs/ultimas020322.html. 3 Mayo del 2009
[11] Ibíd.
[12] González, Karinna, Et. Al. La política de criminalización del movimiento mapuche bajo el sexenio de Lagos en Aylwin, José y yánez Nancy El Gobierno de Lagos, los pueblos indígenas y el “nuevo trato”. Editorial Lom, Santiago de Chile, 2007.
[13] Ibid. Pág. 225
[14] Vera Vera, Héctor. Op Cit. Pág. 51
[15] Acevedo, Paulina. Op Cit. Pag. 481
[16] Ibíd. Pág. 488
[17] Azkintuwe. http://www.azkintuwe.org/quienesomos.htm, 3 mayo del 2009
[18] Dana, Charles. La veracidad de la opinión http://periodistas21.blogspot.com/2004/03la-veracidad-de-la-opinin-sorprende-la.html, 4 de mayo del 2009.
[19] Colectivo “El Proyecto Internacional de Derechos Humanos” Agustin Edwars Eastman, Dueño del Mercurio. http://www.memoriaviva.com/Complices/edwards_agustin_el_mercurio.htm 3 de mayo del 2009
[20] Dermota, Ken. La cuestión Mapuche. Chile inédito: El periodismo bajo la democracia Ediciones B 2002 pág. 288
[21] Ibid. Pág. 273
[22]. Diario Austral de la Araucanía. Temuco. 8 de enero del 2008. Pág. A7
[23] Ibíd. 6 de enero del 2008. Pág. A4
[24] Ibíd.
[25] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco. 6 de enero del 2008. Pág. A5
[26] Ibíd.
[27] El Mercurio. Santiago 6 de enero del 2008. Pág. C11
[28] Ibíd.
[29] Ibíd.
[30] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco. Óp. cit.
[31] El Mercurio. Santiago Óp. cit.
[32] Ibíd.
[33] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco 4 de enero del 2008. Pág. A6
[34] El Mercurio. Ibíd.
[35] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco 8 de enero del 2008. Pág. A8
[36] Ibíd. 17 de enero del 2008. Pág. A7
[37] Ibíd. 7 de enero. Pág. A7
[38] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco 13 de enero del 2008.Pág. A16.
[39] El Mercurio. Santiago 13 de enero del 2008.Pág. C16
[40] El Diario Austral de La Araucanía Ibíd.
[41] El Mercurio. Santiago. 14 de Enero 2008. Pág. C12
[42] Ibíd.
[43] El Diario Austral de la Araucanía. Temuco 14 de enero del 2008. Pág. A8
[44] El Mercurio. Santiago 13 de enero del 2008.Pág. C16
[45] El Diario Austral de la Araucanía. Temuco.16 de enero del 2008. Pág. A8
[46] Ibíd.
[47] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco. 18 de enero del 2008. Pág. A8
[48] Ibíd.
[49] Ibíd.
[50] Anónimo. Juicio por quema de camiones: Persecución contra redes de apoyo a la lucha mapuche. http://www.paismapuche.org/red_11-05-09_comienzajuiciochamichaco.htm. 3 de Julio del 2009
[51] Anónimo. "Soy inocente. Esto es un montaje de la derecha económica en conjunto con la policía". http://redchem.entodaspartes.org/spip.php?article360. 3 de julio del 2009
[52] Anónimo. http://www.hommodolars.org/web/spip.php?article1562. 3 de julio del 2009
[53] Op. Cit. www.hommodolars.org
[54] Óp. Cit. www.paísmapuche.org
[55] Varela Veas, Miguel. Universidad de La Serena. 20 de junio del 2009
[56] Ibíd.
[57] Aguilera, Daniel. Universidad de La Serena. 16 de junio del 2009
[58] Varela, Miguel. Óp. Cit.
[59] Ibíd.
[60] Aguilera, Daniel. Ibíd.
[61] Varela, Miguel. Óp Cit.
[62] Óp. Cit.
[63] Ibíd.
[64] Ibíd.
[65] El Diario Austral de la Araucanía. Temuco. 18 de enero del 2008. Pág. A9
[66] Varela Veas, Miguel. Óp. Cit.
[67] Ibíd.
[68] Ibíd.
[69] Óp. Cit.
[70] Ibíd.
[71] Aguilera, Daniel. Óp. cit.
[72].Ibíd.
[73] El Mercurio. Santiago. Lunes 14 de Enero de 2008. Pág. C12
[74] Varela, Miguel, Óp. Cit.
[75] Aguilera, Daniel. Op.cit.
[76] Ibíd.
[77] Ibíd.
[78] Varela, Miguel. Óp cit.
[79] Aguilera, Daniel. Op.cit.
[80] Varela, Miguel. Ibíd.
[81] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco 8 de enero del 2008. Pág. A9
[82] El Diario Austral de La Araucanía. Temuco.4 de enero del 2008. Pág. A8
[83] Ibíd. 6 de enero del 2008. Pág. A6
[84] Ibíd. 4 de enero del 2008.
[85] Ibíd. 8 de enero del 2008. Pág. A5
[86] Ibíd. 7 de enero del 2008. Pág. A26
[87] Ibíd. 8 de enero del 2008. Pág. A8
[88] Óp. Cit. 9 de enero del 2009. Pág. A8
[89] Ibíd. 10 de enero del 2008. Pág. A7
[90] Ibíd. 14 de enero del 2008. Pág. A7
[91] Ibíd. 10 de enero del 2008. Pág. A8
[92] Óp. Cit. 11 de enero del 2008. Pág. A8
[93] Ibíd. 11 de enero del 2008. Pág. A7
[94].La Tercera. Santiago 8 de enero del 2008. Pág. 16
[95] Ibíd. 12 de enero 2008. Pág. 21
[96] Ibíd. 12 de enero del 2008. Pág. 3
[97] Muñoz, Sergio. Universidad Del Mar. 18 de junio 2009.
[98] Ibíd.
[99] Ibíd.
[100] Ibíd.
[101] El Diario Austral. Temuco. 12 de enero del 2008. Pág. A5
[102] Varela Veas, Miguel. Universidad de La Serena. 20 de junio del 2009