domingo, 25 de setiembre de 2011

"JOSE MIGUEL VARAS HA MUERTO"

x Virginia Vidal




“Institutanos: adhiero al manifiesto y pido que se agregue mi nombre: José Miguel Varas Morel. 6° A 1944. Periodista y escritor”, fue el último y reciente mensaje que me mandó Varas para reenviárselo a Sergio Grez, quien encabeza el Manifiesto de Institutanos por Siempre en solidaridad con el movimiento que están encabezando los estudiantes.




Esta tarde del 23 de septiembre se detuvo el corazón del escritor que dirigió durante quince años el equipo de periodistas chilenos que trabajó en la Radio Moscú en los programas Escucha Chile y Radio Magallanes. A periodistas, escritores, lectores, chilenos de dentro y fuera del país nos duele su partida y acompañamos en el duelo a su esposa Iris Largo Farías, a sus hijas y parientes.




Nació en Santiago el 12 de marzo de 1927. En 1945, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, donde cursó primero y segundo año. En 1947 abandonó dichos estudios y durante un año concurrió como alumno libre a clases de Literatura de y Filosofía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.


Su carrera de periodista empezó en 1941 cuando tenía trece años y colaboraba en “El Culebrón” del Instituto Nacional. Para José Miguel no existía separación entre periodismo y literatura, considerándolos tan solo expresiones literarias diversas.




Supo escuchar, observar auscultar la esencia de hombres y mujeres y mujeres de nuestro pueblo, olvidados o dejados de lado por la historia y les dio categoría de héroes No hace pocos días me contaba que estaba escribiendo sobre mujeres que han luchado por mejorar la vida de todos. Reiteramos que cada relato suyo da una curiosa voltereta para escapar a la ficción y dejar la certeza de un trozo de vida palpada y recortada, lo cual impide que se extravíe en la desmemoria.




El Premio Nacional de Literatura le fue otorgado en 2006.




Leer sus obras no sólo es adentrarse en u mundo fascinante, de intensa y rica vida y enorme calidad literaria sino también rendirle el más verdadero y merecido homenaje: “Cahuín”, (cuentos, 1946), “Sucede”, (cuentos, 1950), “Porái”, (novela, 1963), “Chacón” (biografía novelada, 1967), “Lugares comunes”, (cuentos, 1968), “Historias de risas y lágrimas” (cuentos, 1972), “Las pantuflas de Stalin” (crónicas, 1990), “Neruda y el huevo de Damocles” (1992), “El correo de Bagdad”, (novela, 1994), “La novela de Galvarino y Elena” (biografía novelada, 1995), “Exclusivo” (cuentos, 1996), “Cuentos de ciudad” (1997), “Nerudario” (crónicas, 1999), “Cuentos completos” (2001), “Neruda clandestino” (crónica, 2003), “Los sueños del pintor” (novela, 2005), “Milico” (2007), “Conducta de un gato” (2007), “La huachita” (2009), “La dama del balcón”(2009), “Los tenaces” (2010).




FUENTE:


miércoles, 7 de setiembre de 2011

Política de sociedad y ciudadanía en un país periférico bajo el sistema capitalista neoliberal. La posmodernidad política, herencia de la dictadura

x Rafael González Romero
Historiador, La Serena

Resumen

La sociedad chilena luego de los 17 años de dictadura comenzó un proceso de despolitización, quietismo y conformidad, símbolos universales del proceso de posmodernización, característico de las sociedades desarrolladas.

El gran problema es que Chile no pertenece al club de los desarrollados, por tanto esta actitud responde más a una sutil imposición desde los Mass media, la publicidad y propaganda, las que han provocado un hastío de la sociedad industrial y sus problemas.

Palabras claves: Modernidad, posmodernidad, ciudadanía, política, sociedad.

Abstract

Chilean society after 17 years of dictatorship began a process of depolitization, quietism and conformity, universal symbols post modernization process, characteristic of developed societies.
The big problem is that Chile does not belong to the club of developed, so this attitude is more a subtle imposition from the media, advertising and propaganda that has led to a distaste for industrial society and its problems.Keywords: Modernity, postmodernity, citizenship, politics, society.

Introducción

Es significativo el cambio de la sociedad chilena durante los años de dictadura, la preocupación por la política y el futuro de la vida social del país quedó en manos de unos pocos, pues la sociedad civil fue apartada de la política. Luego de años de represión y lavado de cerebro a través de los mecanismos de dominación como el trabajo, los Mass media, la publicidad y la propaganda, la ciudadanía cambió su forma de ver la política.

Esto, dió como resultado una sociedad despolitizada incapaz de empoderarse, dejando en manos de otros las decisiones que dirigirán su vida de una u otra forma. El discurso construido es el de no estar ni ahí, para qué participar, si no va a cambiar nada, eso es lo que las elites quieren que pensemos, si no participamos de forma crítica no podremos hacer nada, pero si lo hacemos, entonces, existe la posibilidad cierta de construir una nueva alternativa desde abajo que logre derribar el quietismo posmoderno, alternativa que no deje afuera ninguna herramienta de liberación de este sistema.

Es tiempo de reorganizar la sociedad en una nueva estructura que desplome al individualismo como patrón de convivencia, instaurado por el sutil autoritarismo posmoderno destinado a separar a las personas, para que no puedan construir nuevas alternativas, pues uno de los postulados del posmodernismo es que la situación actual es intransformable.

Planteamiento del problema

En el Chile de finales del siglo XX, principios del XXI, surge un sistema de alienación socio-político-económico, característico de los países “desarrollados”, lo cual no indica, que como país, se haya logrado tal status, sino más bien, es una consecuencia de la apertura al mundo y la implantación de un “régimen” neoliberal feroz, por parte de la dictadura de Pinochet y que luego los gobiernos “democráticos” de la Concertación siguieron con total agrado.

Ésta, alienación, es llamada posmodernidad, la cual surge de la modernidad negando sus universalismos e implantando unos propios.

Dentro, de la denominada posmodernidad, lo que interesa dilucidar a ésta investigación son sus aspectos políticos reflejados en el sistema implantado por la dictadura en los ochenta y seguido por la Concertación de Partidos por la Democracia y la oposición de derecha (ahora gobierno), en los últimos veinte años, en una lucha partidaria de pantomima, sin vencedores ni perdedores, bajo el amparo del sistema electoral binominal, y sus consecuencias sociales.

Obviamente, el problema descrito, nos afecta a todos, ciudadanos votantes o no votantes[1] que vivimos en Chile y que presenciamos con un espasmo taciturno, apático e impasible el devenir de la política y la alienación de la propaganda y la publicidad.

Luego, de la pérdida de sentido del ideal moderno (para algunos; los posmodernistas), se ha entrado en una fase de depresión generalizada donde se escuchan teorías como la del fin de la historia, al no haber más futuro que el presente, por no existir contrapeso al liberalismo, del fin del humanismo por el cambio del hombre por la tecnología como motor de la sociedad, del ciudadano, de las ideologías, etc.

Es claro, bajo estos parámetros, que nuestro país, también pasa por ese malestar, pero no provocado por nuestro desarrollo como en los países centrales, sino, por nuestra increíble capacidad de imitar lo que los países del norte realizan, aunque pocas veces se imita lo bueno o de buena manera.

Para, concentrar la investigación, se cuenta con un objetivo general, encargado de dirigir y limitar: analizar las tendencias posmodernas en la política, la ciudadanía y la sociedad chilena de los últimos veinte años.

Más, tres objetivos específicos, llamados a operacionalizar la investigación; Describir la política llevada a cabo desde la dictadura hasta 2010 respecto a sus influjos posmodernistas; caracterizar al tipo de ciudadano surgido tras la dictadura militar y su cristalización durante la “democracia binominal”, y puntualizar, aspectos de la sociedad chilena influenciada por las dinámicas posmodernas.

La relevancia, de la investigación, la podemos encontrar en tres áreas, primero, la científica; donde se busca formar una base teórica sustentada por autores nacionales, críticos de los avances y retrocesos del país. Segundo, la relevancia humana; destinada al individuo, que debe ser capaz de repensar y evaluar la situación y el sistema en el que está inserto. Y tercera, la relevancia social; dirigida al conjunto de la sociedad, como base de cualquier país, no puede estar indiferente a las actividades del Estado y de sus administradores, los políticos y grupos afines, ni de cómo se organiza esta administración.

Lineamiento teórico

El marco teórico, a seguir, es una conceptualización de términos necesarios para la comprensión del presente trabajo.

Podemos iniciar diciendo que “(…)la modernidad emergió como un proyecto de emancipación humana”[2], que cambia la práctica del hombre[3] hasta ese entonces, “(…) si entendemos práctica corno acción encaminada a la emancipación”[4], específicamente contra el sistema feudal y teocéntrico de la edad media occidental. El proyecto moderno en realidad “(…) pese a sus innegables logros no se plasmó”[5], debido a su tendencia totalizadora.

Es más, “Entre los grandes discursos de la Modernidad Ilustrada se encuentran: la humanización del programa de la razón”[6], es el hombre el encargado de dirigir su destino, gracias a la capacidad de su intelecto deductivo-inductivo asociando “(…) la racionalidad con la cultura occidental considerándose que las otras son irracionales (racionalidad espacial).”[7],lo cual produjo nefastas consecuencias, como sabemos, para los pueblos contactados por los europeos desde el siglo XVI, además implica que “(…) las sociedades deben cambiarse con proyectos racionales (papel de las ideologías)”[8]. Es principalmente:

“Esta apelación a la razón… por la modernidad significó Desarrollar las fuerzas productivas a través del desarrollo de la ciencia y la tecnología; defender los elementos de la cultura capitalista occidental; lograr una secularización del Estado”[9]

Sin embargo, a pesar de los evidentes avances tecnológicos y científicos “(…) la modernidad ha sido incapaz de resolver los problemas del hombre”[10], puesto que “Los criterios de «razón científica» y el concepto de objetividad, son… una mera sustitución de las imágenes religiosas y metafísicas del mundo antiguo por otra retórica de la verdad”[11], el cientificismo de la modernidad no llevó a la solución de los problemas del hombre, como tampoco su forma de ver la historia donde “(…) las épocas se suceden unas a otras por un concepto lineal de tiempo (por lo que es posible proyectar el futuro)”[12], un futuro que se veía prominente gracias a la acción económica “(…) inseparable del proyecto moderno, con sus discurso sobre la autonomía individual, impulsado por las dinámicas burguesías europeas”[13]. Es el capitalismo, en sus distintas versiones quien dirige a la sociedad moderna, impulsado por la industrialización, las tecnologías y la ciencia, sinónimos de la misma modernidad, pero incluso en su aparente apogeo en el siglo XIX surgieron corrientes, que aunque dentro del proyecto de la modernidad buscaban un cambio; fueron los románticos, socialistas e irracionalistas que reclamaban por la falta de control del hombre de su propia creación. Llegando a extremos como los vividos desde 1914 a 1945 con las guerras mundiales, el proyecto moderno generador de los colonialismos, imperialismos y totalitarismos presentaba su rostro más cruel frente a sus mismos creadores, pues ya los otros pueblos lo conocían muy bien, tras décadas de explotación en beneficio de los europeos.

Durante la Guerra Fría, se cristaliza la decepción de los intelectuales dando origen a “El postmodernismo (que), como línea de pensamiento, aparece en el mundo occidental en las décadas de los 70-80”[14], no es más que “(…) una crítica y una negación de la modernidad realizada de manera unilateral.”[15], que demuestra “(…) las profundas contradicciones que se evidencian entre las actuales condiciones sociales y estructurales que presentan las sociedades capitalistas”[16], el posmodernismo es una crítica pero no una solución al sistema imperante, de hecho, sus postulados dejan al hombre fuera de toda acción “El postmodernismo implica el rechazo, la negación, el abandono de todo proyecto. El hombre no es ya el sujeto del cambio social”[17], entonces “(…) queda abolido el concepto de revolución social y, por tanto, la posibilidad de transformar la actual sociedad capitalista”[18], el hombre queda en un limbo “(…)convirtiéndose en un ente pasivo, conformista, pesimista, carente de fe y valores, todo lo cual contribuye a su degradación moral humana de forma general, y por ende, a la desnaturalización de su esencia.”[19], las sociedades se desgarran en el individualismo y el consumismo.

Siguiendo lo anterior, los hombres y mujeres se transforman en objetos y sus relaciones en conveniencia individualista la cual surge “Cuando no existe ningún meta-nivel al que remitirse para legitimizar las decisiones y el poder que se ejerce, éstas (las relaciones) terminan mostrándose como lo que son: pura conveniencia humana.”[20], implica que “(…) los sujetos se instrumentalizan recíprocamente y orientan su acción según las expectativas del comportamiento de los otros, utilizándolos como medios para lograr fines propios”[21], esto también lo llevan a cabo y de mejor forma las empresas, buscando instrumentalizar a sus clientes.

Pero claro, esto conviene a los poderes fácticos, dominadores de los estados, en el posmodernismo “La fragmentación posmoderna de la sociedad encaja perfectamente con el funcionamiento del mercado libre en el capitalismo avanzado.”[22], hoy “En la nueva sociedad del conocimiento, dominada por los mass media, todos los individuos se encuentran en igualdad de condiciones, por lo que hace posible abolir las clases sociales”[23], esta es la principal falacia del sistema, pues “(…) se concibe el fin de las clases sociales y de la ideología como metarrelatos o construcciones fuertes, apelando también a la universalización de la diferencia y de la tolerancia"[24], se apologizan la diferencia y la tolerancia y se hacen ver como algo bueno y natural, el pobre debe seguir siendo pobre porque esa es su naturaleza, lo mismo el rico ¿y debemos tolerarlo?. La tolerancia es una palabra que implica no estar de acuerdo pero al final te sometes y lo haces, así te enseñan a “tolerar” este sistema, el multiculturalismo contribuye sustentando y administrando la diferencia[25] con su teoría de las culturas inmóviles, para luego generar “(…) una sociedad donde se exaltan la diferencia y el individualismo”[26].

El posmodernismo, para algunos es lo mejor posible pues:

“(…) coloca a los defensores de esta teoría en una “(…) cómoda posición de descompromiso, con proyecto o ideología alguna” (Cano, Lidia, 2000:264) que no es otra cosa en realidad que una defensa de los intereses de la clase dominante dentro de las actuales sociedades capitalistas desarrolladas”[27].

Es simple, no te haces responsable de la degradación experimentada por el hombre “(…) el postmodernismo llama a la inacción, al quietismo, al estaticismo, estimula el individualismo, el egoísmo, el cambio de paradigmas y la pérdida de valores.”[28], por tanto no es una alternativa viable para seguir en ella, si el proyecto moderno no dio las respuestas que buscaba el hombre menos las dará un proyecto que ni siquiera las busca, es el totalitarismo de la apatía.

Marco metodológico

El enfoque metodológico de esta investigación seguirá los parámetros del paradigma Cualitativo Transformativo en su vertiente Emancipatoria, lo que indica aceptar la multiplicidad de realidades formadas por el contexto social, político, económico, cultural y étnico. Además de señalar que el conocimiento se genera a través de la interacción entre los participantes de la investigación, en este caso del investigador con las publicaciones y conferencias de los autores, especificados más abajo, estando los factores históricos de los participantes y de los contextos incluidos[29].

Por tanto, el tipo de investigación que se propone utilizar en este proyecto será del tipo descriptivo, ya que, se busca especificar las propiedades del fenómeno estudiado.

Mientras que las técnicas de recolección de información serán un trabajo de archivo con documentos pertinentes al tema estudiado escrito por los autores Manuel Antonio Garretón, Juan Carlos Gómez Leyton y Luís Corvalán Márquez llevando a cabo un fichaje de los mismos, por tanto los resultados que se presenten sólo serán ciertos para este caso lo que no disminuye su veracidad general. Con estos autores se procedió a realizar una triangulación de la información obtenida, en sus escritos, tanto como en jornadas y conferencias a las cuales el autor asistió o son difundidas a través de internet.

Discusión y análisis de resultados

Luego del retorno de la democracia, se pensó, que las ya viejas prácticas autoritarias devendrían en nuevas formas democráticas y perticipativas, ese pensamiento, ingenuo por lo demás, dada la seguidilla de acuerdos entre una oposición socialdemócrata reconvertida y un régimen dictatorial que daba claras luces, a mi juicio, que no se experimentaría un cambio real, pues, en primer lugar, la constitución ilegitima de 1980 no sería revocada, segundo porque la derecha política se guardaba un amplio poder parlamentario gracias al sistema binominal y tercero porque los militares quedaban con el rotulo de “guardianes de la democracia” demostrando que eran ellos los que tenían el poder y no la nueva sociedad civil, que se habían encargado de desestructurar durante los años de dictadura, lo que suponía para la Concertación administrar lo dejado por Pinochet y sus secuaces, en vez de gobernar un país que iniciaba un periodo democrático.

La política concertacionista, una herencia de la dictadura

Una vez, retornada la “democracia” se pensó que lo hecho por el régimen militar sería al menos profundamente modificado, sino borrado, al parecer era una ilusión de personas ingenuas, ya que “Luego de 17 años de régimen autoritario se ha transitado a una democracia protegida que los propios autoritarios diseñaron y que las fuerzas democráticas no han podido lograr, aun, desmontar”[30], es difícil decir si en realidad han pretendido desmontar este orden cívico-militar dejado por los autoritarios que hoy vuelven a estar en el poder. A pesar de algunos actos teatrales, como la firma de Lagos en la constitución, reemplazando la de Pinochet es claro que, según Gómez Leyton:

“(…) allí estaban todos los que habían jurado mantener la obra institucional de la dictadura como aquellos que habían jurado combatirla. Los únicos que faltaron a la fiesta fueron los ciudadanos y ciudadanas de la sociedad chilena”[31].

La dictadura, desestructuró al estado moderno chileno transformándolo en una imitación de los estados desarrollados gracias a las teorías de gobernanza y “soft power” del norte, destinadas a minimizar el ejercicio del Estado, introduciéndonos en “(…) un sistema, llámese mercados o llámese sistema comunicacional, (que) opera a nivel planetario utilizando o simplemente atravesando y desconociendo a los Estados nacionales.”[32], ya no es exclusivamente el imperio Estado-nación, sino que empresas imperiales junto al Estado Imperial, en palabras de Garretón: “No es que no haya imperialismo, sino que se da en el contexto de esta interpenetración de sistemas, que utilizan y atraviesan a los Estados nacionales y actúan a nivel planetario”[33], dejando poco espacio para la administración política reservando la totalidad para la tecnocracia y el pragmatismo, entonces como postula Corvalán: “(…) la política renuncia a constituir identidades sociales, reservándose para sí sola el terreno más frío de la cambiantes lealtades políticas”[34], debido a la difusión de las posturas posmodernas, en la elite, contra las ideologías contrarias al neoliberalismo, durante los largos años de represión en dictadura.

Tras la caída de la URSS los partidos en el mundo, izquierda y derecha, se volvieron autópicos y por tanto dejaron de creer en el cambio social, Chile no es la excepción, más bien lidera el campo de los “políticos reformados” y en Latinoamérica está a la cabeza de los sistemas quietistas y “gobernables”.

Continuando, las utopías son transformadas y vaciadas de todo sentido por parte de las elites quienes al ejercer control sobre la sociedad han quitado a ésta el ejercicio político colectivo, dejándonos la individualidad, según Gómez Leyton:

“(…) la pérdida de centralidad de la política se refleja, entre otras cosas, en un cambio de sentido de la utopía, en efecto la utopía, ya no es, una cuestión en que se comprometan los ciudadanos, en forma colectiva, sino que es, ella, una cuestión meramente individual”[35]

Es de tal forma coartada la acción política de los ciudadanos, encontrándonos que:
“(…) los actores de clase, partidarios y movimientos sociales… ceden parte importante de su protagonismo a los públicos, redes, audiencias, ONGs, actores identitarios, especialmente étnicos, y poderes fácticos, característicos de la sociedad post-industrial globalizada”[36].

Los partidos ya no cumplen su función y sólo aparecen en un circo televisivo y electoral, basado en el sistema antidemocrático conocido como binominal, trastocando aun más el deficiente sistema democrático representativo, Garretón postula que:

“(…) es que no existe la estructuración, que en otra época existió y que ya no se puede reproducir, entre las formas de organización en la sociedad civil y las organizaciones políticas. Los partidos políticos, que fueron el gran sujeto de la vida social en Chile cumplen su función y la sociedad civil está también organizada por su cuenta. Hay múltiples y miles de organizaciones, 80 mil organizaciones”[37]

Consiguientemente la misma Democracia se ve afectada, pues:

“(…) la democracia pasa a ser concebida ya no como un sistema de participación de los ciudadanos en la determinación de las decisiones políticas de un Estado., sino que, por el contrario, se transforma en un mero mecanismo de legitimación del dominio de las elites”[38].

Mismas elites, que gobernaron con los militares en dictadura y que siguieron a la cabeza del país con los gobiernos de la Concertación, ya que, se crea “La democracia de los acuerdos (que) no es otra cosa que la administración consensuada del capitalismo neoliberal que es instaurado por la dictadura militar”[39], lo cual implica una continuación del modelo neoliberal construido por el poder extranjero “(…) la dictadura es removida por los Estados Unidos y la Concertación es colocada por los Estados Unidos”[40], ante el miedo que provocaban las protestas nacionales contra la dictadura, el país del norte no quería una nueva Nicaragua en Sudamérica por tanto necesitaba “(...) un recambio confiable, esta va a ser la Concertación”[41], no por nada Aylwin, Frei Ruiz-Tagle y Lagos fueron los mayores privatizadores de las empresas del Estado en “democracia”, además, Lagos, según los propios empresarios, fue el mejor Presidente para ellos.

Sin más, es posible delinear que “Otros ejemplos de esta institucionalidad heredada de la dictadura o de los arre­glos de la transición son el sistema de televisión pública, que entrega al sector privado su dirección por la vía de la publicidad y el sistema de educación superior”[42], ambos sistemas, la televisión pública y la educación, de pésima calidad informativa y educacional, pues la idea es convertir a la sociedad en un ente sin conciencia de las brutalidades cometidas por los que manejan el sistema, tan enraizado que después de la crisis de 2008 donde se pensaba una reestructuración por parte de los “entendidos”, no ha sufrido cambios, ya que la especulación y el sistema bancario que llevó a la crisis de 1929 y 2008 siguen sin mejoras de calidad que pueda impedir una debacle económica, donde, nuevamente, sólo salen afectados los trabajadores y sus familias, vemos por tanto que

“(…) al bicentenario nos encontramos que ese esquema (dejado por la dictadura) está en pleno desarrollo, está consolidado a tal punto que ya no es necesario que este la concertación administrándolo y lo puede administrar, precisamente la derecha”[43].

Este sistema está pensado para ser administrado de esa forma, dos grupos consolidados, desde el inicio de lo que se llamó “transición a la democracia“, entes que claman para sí todas las aristas de la política dejando en claro que “(…) este régimen político democrático no le pertenece a la ciudadanía, sino a los poderes facticos y a la clase política”[44], transformando a los ciudadanos en alienados políticos a través de la coartación de la participación y la soberanía.

La ciudadanía coartada

Al estar, la política, influenciada por los universalismos de quietismo e indiferencia del posmodernismo el actor de ésta, el hombre; ciudadano(a) se aliena a través de la publicidad y la propaganda centrada en todo menos en las ideas que posibiliten una mejora al sistema binominal, adalid del posmodernismo quietista, conformista y desinteresado en el porvenir social, pues, el ciudadano es innecesario para las elites, esta alienación provoca que:

“Algunos se excluyen porque sienten que la democracia no resuelve sus problemas. Otros porque tienen tal nivel de pobreza o déficit de calidad de vida, que de hecho aunque se afirme su derecho como ciudadanos, no logran partici­par y entender el mundo, constituyendo un objeto de los medios de comunicación y de los poderes fácticos.”[45]

Porque, la Democracia, ya no pertenece al pueblo, mas bien es un acto de acuerdos de la elite, tampoco la soberanía implícita, se ha convertido, el sistema chileno, en votocracia un simple juego electoral, facilitando “Así, por un lado la base ciudadana se reduce a aquellos que tienen acceso a los bienes y mecanismos que permiten la participación en la vida de la polis”[46], pues los pobres se limitan, en este sistema, a entregar su voto y los jóvenes a no votar, pero además, los ciudadanos votantes de este país “(…) una vez que eligen se van para la casa y dejan que el representante haga lo que quiera”[47], no involucrándose más que en depositar su voto en las urnas. Lo cual auto perpetúa el sistema pues lo que busca es:

“(…) transformar la actividad política de los ciudadanos, especialmente, su práctica electoral, siguiendo los lineamientos que se exponían en materia económica, había que transformar la actividad política de los ciudadanos en una actividad más del mercado, por lo tanto se debe practicar la desregularización o flexibilización del mercado electoral liberando de esa forma a los ciudadanos de sus obligaciones políticas”[48]

Es tal el discurso, que te convencen de que te hacen un favor no dejando que te entrometas en las cosas de la administración de tu vida social, para que si otros lo pueden hacer por mí, yo me dedico a trabajar, otro medio de dominación, trabajando te retiras de la vida política generando que “La ciudadanía opta por retirarse hacia el espacio privado, automarginándose, renunciando a la política, dando origen al partido de los no electores”[49]

Partido de tres millones de personas que no tienen ningún peso en las acciones de las elites pues no tienen mecanismos de presión, tras la pérdida de la revolución sólo nos queda el voto, como consolación y el sistema binominal se encarga de decirnos a quién votar, aun así el voto debe ser obligatorio y transformado en ejercicio de soberanía, en forma cuasi carcelaria transformar en arma todo lo que el sistema te deje ejercer, pues:

“(…) es tan absurdo, que todos aquellos que piden que debe existir la no obligatoriedad del voto, es absurdo porque cualquiera decisión política, que se tome en el Estado, te obliga tanto a ti hayas votado o no hayas votado”[50].

Se dice que no votar es un acto de protesta y en cierto sentido, lo es, sólo que equivocado, es como cruzar los brazos una hora en la noche, no afecta en nada a las elites ni al sistema, “(…) la privatización como la automarginación del ciudadano de la política democrática no debe ser vista como una manifestación de resistencia política a la dominación neoliberal, todo lo contrario, se trata más bien de su triunfo”[51], nos ganan y lo único que hacen algunos es cruzar los brazos, aduciendo ser revolucionario, por su postura egoísta, individualista, conformista y quietista[52].

La Sociedad desgarrada

En Chile se vive un fenómeno, característico de las sociedades desarrolladas, ”La actual sociedad chilena es, como se anunciamos más arriba, un caso exitoso de reestructuración capitalista neoliberal”[53], sin más, constantemente “(…) lo primero que se nos dice es que estamos en un mundo globalizado, en una sociedad globalizada.”[54], pero más específicamente esto no es para nada algo positivo o fuente de satisfacción, pues, “Las sociedades neoliberales, como la chilena, son Conservadoras, despolitizadas, mercantilizadas, divididas e individualistas”[55], son sociedades del conocimiento donde la información manejada por los poderes fácticos controlan a los ciudadanos y su vinculación con el sistema y los mercados pero “(…) hay algo de mito porque no es cierto que el conocimiento y la información hayan reemplazado a la fuerza del dinero, al poder económico en su capacidad de dirigir los desarrollos”[56].

Esa falsedad nos lleva a pensar mas bien “(…) que estamos en presencia de una socie­dad del riesgo. Hay autores que señalan que si la sociedad industrial se caracterizaba por producir bienes, la sociedad actual se caracteriza por producir riesgo e incertidumbre.”[57], miedo a los demás promoviendo la diferencia y la tolerancia por un lado y el miedo y la discriminación por otro, redefiniendo las pautas sociales de manera arbitraria borrando estructuras pasadas diciendo que hoy ya no son aplicables, según los que avalan los fines de la historia, del hombre, de las ideologías, las utopías, etc. Se ve todo en retrospectiva, anteriormente “(…) se pertenecía a una clase social o se pertenecía a una visión de mundo que estaba dada por las iglesias o por los partidos políticos o por ideologías más o menos estructuradas.”[58] , que por muy criticables, daban un sentido a la sociedad en su conjunto y no la abandonaba al individualismo, hoy en cambio estamos en la indefinición, como se dice:

“Ese mapa laboral, esa manera de estructurar las biografías individuales cambia y nos enfrentamos a biografías que ya no se pueden definir de una vez y para siempre por la pertenencia a una categoría. Esto se debe, entre otras cosas, a que la pertenencia a las categorías de clase social se ha debilitado enormemente.”[59]

Aboliendo las clases sociales tratan de acabar con las luchas del proletariado contra las elites, en este momento tratan de imponer el multiculturalismo, la exaltación y división de las culturas, siguiendo el viejo dicho “divide y vencerás”, así actualmente “Los seres humanos tienen menos pautas generales provenientes de la pertenencia a una categoría social, por lo que tienen que construirse más a sí mismos a lo largo de toda la vida, lo que genera inseguridades y riesgos”[60].

Podemos ver, entonces que:

“(…) la metamorfosis del partido socialista, la jibarización de la izquierda radical, la fragmentación y desideologización del mundo laboral, la despolitización de la ciudadanía y la imposición de una cultura individualista y consumista en ella”[61]

Son ejemplos claros, palpables, de la desestructuración de la sociedad desde la dictadura militar hasta hoy, pasando por un periodo de disque democracia donde todo juega un papel antipolítico desde “(…) los medios de comunicación de masas, pasando por las instituciones de educación superior hasta los jardines de infantes, desde las empresas a los sindicatos, desde las juntas de vecinos a los núcleos familiares”[62].

Por tanto, se puede decir que:

“En la sociedad actual se plantean… dos grandes problemáticas que tienen que ver, primero, con la trans­formación de la sociedad industrial que sigue presente en cierto modo, que no ha desaparecido, pero que fija las pautas fundamentales y que hoy día ya no las fija en ex­clusividad y, segundo, con la conformación de los sujetos.”[63]

Quienes se ven inmersos en este nuevo sistema que los consume, tan adormecidos y apáticos, por los medios de desinformación y las estructuras totalitarias heredadas de la dictadura, no se dan cuenta que:

“(…) el totalitarismo suave, al sustraer de las personas el problema del sentido, reemplazándola por una oferta de distracciones, espectáculos, y la perspectiva de diversas metas económicas… ha devenido en una crisis de valores y en un hedonismo extremo. Este hedonismo es correlativo a un vaciamiento de la existencia, la cual, por lo mismo, continuamente debe llenarse con nuevos espectáculos, sensaciones fuertes y otros mecanismos evasivos similares.”[64]

Los sujetos quedan excluidos de las decisiones, incluso de las que le afectan a ellos mismos:

“Se le dice no se preocupe, hay otros que se van a preocupar por usted para eso está el mundo del mercado, entonces se nos presenta el mundo del mercado, que es una invención social, como algo natural, en el cual el sujeto es aquel que resuelve bien sus estrategias de mercado a lo largo de la vida, lo que aumenta entonces el tema del riesgo y de la búsqueda de alguna identidad o pertenencia.” [65]

Así, es imposible no tratar por las vías necesarias romper ese sistema, que nos sustrae la calidad y cualidad de seres humanos para convertirnos en consumidores del mercado neoliberal, empero:

“La tarea pendiente es una movilización de la sociedad para reconstruir una comunidad ética, para tener su propia constitución y cambiar la institucionalidad para asegurar las tareas de redistribución y construcción de una sociedad más igualitaria.”[66]

Movilización que debe surgir desde abajo, pues de arriba ya hemos visto que la alternativa que se nos ofrece es la del inmovilismo y la aceptación de nuestra situación.

Una nueva utopía más abierta, crítica de sí misma, reformulable gracias a la actuación de las personas a través de la Democracia directa, asambleísta, deliberativa y con poder legislativo y no por acción del sistema, ajena de los totalitarismos autoritarios del modernismo y los totalitarismos suaves del posmodernismo.

Conclusiones

Las ideas modernas de emancipación, al no consumarse en un sistema libre que dé respuestas al hombre y ofrezca un futuro promisorio, acabó transformándose en un sistema totalitario de sutil dominio de las sociedades desarrolladas, que por obra y gracia de la dictadura militar se ha implantado también en la sociedad chilena, aunque se aprecia más en la política no debemos pensar que está fuera de las otras áreas.

La sociedad chilena se ha fragmentado, despolitizado y sumergido en el quietismo más intransigente, por el miedo y la represión de la dictadura, política seguida por la Concertación, siempre en busca de la “gobernabilidad”, esa oveja que avanza sin preocupación al matadero, es la sociedad de los ciudadanos votantes y no votantes, los primeros cayendo una y otra vez en la mala actuación de los “polítiqueros” chilenos que dicen, reclaman y exigen cambiar el sistema binominal, sin embargo cuando deben hacerlo se enfrentan a la posibilidad de no seguir beneficiándose de las arcas estatales y eso impide su actuación ética.

Los segundos en una constante evasión de la verdad, sus actos de “revolucionaria” abstención no pueden dañar a las elites y tal vez esa sea su intención, pues no van a votar porque están conformes con el sistema, que otros decidan, “yo no estoy ni ahí con la política”[67], así, no podremos crear la alternativa necesaria para acabar con el dominio del totalitarismo suave posmoderno.

Menos, se puede pensar en la reformulación societal, necesaria para desmontar las malas prácticas que hemos conseguido dominar, pues ya somos expertos en quietismo y adoración de la institucionalidad por lo demás ilegítima, implantada gracias al orden cívico-militar entronizado en la dictadura y seguido con inusual conformidad por los llamados Partidos por la Democracia.

Para finalizar, decir que ningún sistema ha sido permanente en el tiempo ni inalterable, por lo que a pesar de las numerosas dificultades para llegar a una deconstrucción del actual imperante, ésta es posible desde abajo y consciente de que debe ser autoconstruida, negando la legitimidad del orden cívico-militar existente hoy y todas sus instituciones, ya que estas están, principalmente, para impedir tal cambio.

Bibliografía

Libros

Garretón, Manuel Antonio. Espacio cultural latinoamericano, Bases para una política cultural de integración. Fondo de Cultura Económica, 2003

Gómez Leyton, Juan C. Política, Democracia y ciudadanía en una sociedad neoliberal. (Chile: 1990-2010). CLACSO- UARCIS. Chile. 2010

Artículos de revistas

Corvalán Márquez, Luís. Modernismo y posmodernismo un enfoque histórico. En Revista Mapocho.1992

Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios en la sociedad contemporánea? conferencia. En Sociología: Perspectivas y debates. Nº 2. 2005

Archivo Audiovisual

Gómez Leyton, Juan C. Democracia Chilena: desafíos y evaluación de un período. 1990-2008. Ponencia III jornada de Historia Universidad Pedro de Valdivia. 2008

Corvalán Márquez, Luís.Mesa 3: De la Revolución a la "Democracia de los acuerdos". Ponencia IV Jornadas de Historia Política, organizadas por el Taller de Historia Política de la Universidad de Valparaíso. 2010

Webgrafía

Gómez Leyton, Juan C. Nueva constitución con el sello autoritario. 2005.
http://www.archivochile.com/Chile_actual/04_gob/chact_gob0010.pdf


Hernández Sampieri et al.1997 http://www.carlosruizbolivar.com/articulos/archivos/PIDE%20Curso%20MIA%20Cap%201%20Hernádez%20Sampieri%20y%20otros.pdf

Pérez, Annoris e Ibáñez, María. Modernidad vs. Postmodernidad. Sin año. Pdf http://www.bibliociencias.cu/gsdl/collect/libros/index/assoc/HASH857c.dir/doc.pdf

Santana, Juan y Pérez, Antonia. Habermas y Foucault: Modernidad, Posmodernidad y teoría de la Historia. En Vegueta nº 4. 1999. Pdf http://www.webs.ulpgc.es/vegueta/num_ant_vegueta/downloads/04-103-116.pdf

Notas bibliográficas

[1] Bajo el sistema electoral chileno, sólo es ciudadano de plenos derechos quien ejerce el voto, aunque entenderemos por ciudadano, todo habitante del país, mientras que a los votantes se las designará con ese término.
[2] Corvalán Márquez, Luís. Modernismo y posmodernismo un enfoque histórico. En Revista Mapocho.1992. p 183.
[3] El hombre como genérico de humanidad, incluyendo a las mujeres.
[4] Santana, Juan y Pérez, Antonia. Habermas y Foucault: Modernidad, Posmodernidad y teoría de la Historia. En Vegueta nº 4. 1999. pdf. p 105
[5] Corvalán Márquez, Luís. Modernismo y posmodernismo… op.cit. p 184
[6] Pérez, Annoris e Ibáñez, María. Modernidad vs. Postmodernidad. p 1
[7] Ibíd. p. 2
[8] Ibíd.
[9] Ibíd. pp. 1-2
[10] Ibíd. p. 3
[11] Santana, Juan y Pérez, Antonia. Habermas y Foucault… op.cit. p 106
[12] Pérez, Annoris e Ibáñez, María. Modernidad… op.cit. p 2
[13] Corvalán Márquez, Luís. Modernismo y posmodernismo… op.cit. p 186
[14] Pérez, Annoris e Ibáñez, María. Modernidad… op.cit. p 1
[15] Ibíd. p 3
[16] Ibíd. p 1
[17] Ibíd. p 3
[18] Ibíd. pp. 3- 4
[19] Ibíd. p 3
[20] Santana, Juan y Pérez, Antonia. Habermas y Foucault… op.cit. p 113
[21] Ibíd. p 112
[22] Santana, Juan y Pérez, Antonia. Habermas y Foucault… op.cit. p 114
[23] Pérez, Annoris e Ibáñez, María. Modernidad… op.cit. p 4
[24] Ibíd.
[25] Para major información del multiculturalismo sus mecanismos y alternativas a éste: Ver Walsh, Catherine. Introducción. (Re)pensamiento crítico y (de)colonialidad. En, Walsh, C. (Editora): Pensamiento crítico y matriz colonial. Quito: UASB/Abya Yala. 2004. También Viaña, Jorge. Re conceptualizando la Interculturalidad. En: Mora, David y De Alarcón, Silvya (Coords.). Investigar y Transformar. Ed. CAB. La Paz. 2008. Viaña, Jorge. La interculturalidad como herramienta emancipatorio, hacia una redefinición de la interculturalidad y de sus usos estatales. Convenio Andrés Bello. La Paz. Bolivia. 2009.
[26] Pérez, Annoris e Ibáñez, María. Modernidad… op.cit. p 5
[27] Ibíd. p 4
[28] Ibíd. p 5

[29] Hernández Sampieri et al.1997. pp. 13-14. http://www.carlosruizbolivar.com/articulos/archivos/PIDE%20Curso%20MIA%20Cap%201%20Hernádez%20Sampieri%20y%20otros.pdf

[30] Gómez Leyton, Juan C. Democracia Chilena: desafíos y evaluación de un período. 1990-2008. Ponencia III jornada de Historia Universidad Pedro de Valdivia. 2008.
[31] Gómez Leyton, Juan C. Nueva constitución con el sello autoritario. 2005. p 1. pdf.
[32] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios en la sociedad contemporánea? conferencia. En Sociología: Perspectivas y debates. Nº 2. 2005. p 134. pdf.
[33] Ibíd.
[34] Corvalán Márquez, Luís. Modernismo y posmodernismo… op.cit. p 197- 198
[35] Gómez Leyton, Juan C. Democracia Chilena: desafíos y evaluación… op.cit.
[36] Garretón, Manuel Antonio. espacio cultural latinoamericano, Bases para una política cultural de integración. Fondo de Cultura Económica, 2003.p 44
[37] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit. p 141.
[38] Corvalán Márquez, Luís. Modernismo y posmodernismo… op.cit. p 191
[39] Corvalán Márquez, Luís.Mesa 3: De la Revolución a la "Democracia de los acuerdos". Ponencia IV Jornadas de Historia Política, organizadas por el Taller de Historia Política de la Universidad de Valparaíso. 2010
[40] Ibíd.
[41] Ibíd.
[42] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit. p 143
[43] Corvalán Márquez, Luís.Mesa 3: De la Revolución… op.cit.
[44] Gómez Leyton, Juan C. Política, Democracia y ciudadanía en una sociedad neoliberal. (Chile: 1990-2010). CLACSO- UARCIS. Chile. 2010. p. 171
[45] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit. pp.138-139
[46] Ibíd. p. 139
[47] Gómez Leyton, Juan C. Política, ... op.cit. p. 174
[48] Gómez Leyton, Juan C. Democracia Chilena: desafíos y evaluación… op.cit
[49] Ibíd.
[50] Gómez Leyton, Juan C. Democracia Chilena: desafíos y evaluación… op.cit
[51] Ibíd.
[52] Por cierto existen quienes no votan y al mismo tiempo tratan de generar acciones revolucionarias contra el sistema imperante, a todos ellos, espero que puedan conseguirlo.
[53] Gómez Leyton, Juan C. Política, ... op.cit. p. 107
[54] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit. p 134
[55] Gómez Leyton, Juan C. Democracia Chilena: desafíos y evaluación… op.cit
[56] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit. p 135
[57] Ibíd. p.136
[58] Ibíd. pp. 136-137
[59] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit. p. 137
[60] Ibíd.
[61] Corvalán Márquez, Luís.Mesa 3: De la Revolución… op.cit.
[62] Gómez Leyton, Juan C. Política, ... op.cit. p. 107
[63] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit.p.138
[64] Corvalán Márquez, Luís. Modernismo y posmodernismo… op.cit. p 191
[65] Garretón, Manuel Antonio. ¿Cómo nos afectan los cambios… op.cit. p 138
[66] Ibíd. p 144
[67] Frase culmine de la dominación neoliberal posmoderna.

viernes, 2 de setiembre de 2011

UN NUEVO AMANECER DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN CHILE

x Sergio Grez Toso
Historiador, Universidad de Chile

El año 2011 quedará inscrito en la historia de Chile como el de un nuevo despertar de los movimientos sociales después de más de dos décadas de aletargamiento debido a la combinación de la acción “natural” del modelo económico neoliberal, del recuerdo del régimen de terror de la dictadura, de las trabas y cortapisas legales e institucionales para la expresión de las demandas sociales, de la virtual dictadura mediática impuesta por un puñado de grupos económicos y de poder, además del control y cooptación de estos movimientos ejercidos durante largo tiempo por los gobiernos de la Concertación y sus partidos.


En lo que va corrido de este año, los movimientos sociales en Chile se han sucedido
con insólita rapidez, masividad y persistencia. En apretada e incompleta síntesis habría que mencionar la protesta regional de Magallanes, las movilizaciones contra el megaproyecto de HidroAysén, las marchas por los derechos de la diversidad sexual, los paros comunales de Calama, la protesta de Arica, las huelgas de los trabajadores del cobre(estatales y privados), los paros de los empleados fiscales, sin olvidar la persistente lucha de los mapuches por la recuperación de sus tierras y la reconquista de su autonomía y libertad. Pero, sin duda, el más masivo y de mayores efectos sociales, culturales y políticos, ha sido el movimiento por la educación pública cuya columna vertebral y principal componente son los estudiantes.


Tal vez la principal virtud de este movimiento –aparte la de poner en la agenda política con tremenda fuerza la cuestión educacional- ha sido su aporte a la repolitización de la sociedad chilena, potenciando la reactivación de otros sectores y cuestionando certezas, valores, normas, instituciones y formas de hacer las cosas que parecían haber adquirido características “naturales” para millones de ciudadanos sometidos a la hegemonía ideológica del neoliberalismo. Hasta hace unos cuantos meses solo una minoría de chilenos cuestionaba seriamente el lucro en la educación y el rol subsidiario del Estado. Hoy son millones los que exigen junto a los estudiantes una educación estatal gratuita, laica, democrática, igualitaria y de calidad. El cambio ha sido radical. Igualmente, hasta hace poco, plantear demandas como el plebiscito para zanjar disyuntivas de gran interés ciudadano, la renacionalización del cobre y una reforma tributaria para financiar la solución de los más acuciantes problemas sociales, además de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para que por primera vez en su historia los pueblos de Chile ejerzan su soberanía, eran sueños de izquierdistas impenitentes, sin gran eco social. Hoy son temas ineludibles y hasta la “clase política”, que ha pretendido monopolizar la representación ciudadana en las últimas décadas, debe, muy a contrapelo de sus naturales inclinaciones e intereses, tomarlas en cuenta para rebatirlas o simular acuerdo con ellas para mejor contener las exigencias provenientes de la sociedad civil.


Asistimos, tal como lo han señalado diversos analistas, a un colapso del acuerdo de
gobernabilidad suscrito entre los partidarios de la dictadura y sus opositores moderados en la segunda mitad de la década 1980, pero también a una crisis de legitimidad del modelo económico neoliberal y del sistema de democracia restringida, tutelada y de baja intensidad administrado por dichas fuerzas desde 1990. Al mismo tiempo se extiende el cuestionamiento a las viejas formas “delegadas” de hacer política a través de representaciones institucionales divorciadas de las bases sociales, altamente centralizadas y jerárquicas. En su lugar, los jóvenes y otros actores sociales han venido construyendo desde hace años formas más democráticas y horizontales, como los colectivos sociopolíticos, las asambleas territoriales y locales y las coordinaciones sectoriales, regionales y nacionales de colectivos y organizaciones sociales cuyas políticas y decisiones se toman colectivamente y en las que no es extraño que los dirigentes y voceros sean removidos por sus bases si estas lo estiman conveniente. El sistema político binominal, la elitización de la política “profesional” y los abusos de la “clase política”, han engendrado
sus propios sepultureros: una ciudadanía popular y de clases medias crecientemente
empoderada. La crisis del sistema es profunda aunque aún no es “terminal”.


¿Qué falta para que la democracia de baja intensidad y el extremista modelo
neoliberal chileno sean desalojados del escenario histórico?


Varios elementos. Los más importantes e inmediatos parecen ser los siguientes.
En primer lugar, que los trabajadores en tanto tales (y no solo como pobladores,
consumidores, padres o apoderados) entren decididamente en la lucha por sus propios
derechos, con los mismos grados de autonomía, radicalidad y sagacidad política
demostrados hasta ahora por el movimiento estudiantil. Ellos son y seguirán siendo el
elemento decisivo, como lo es la infantería en la guerra, considerada tradicionalmente como la “reina de las batallas”.


En segundo término, es indispensable que los movimientos sociales (no solo el estudiantil) sean capaces de elaborar sus propias propuestas políticas y de tender lazos solidarios entre sí para formar un frente común ante sus adversarios. Esos movimientos deben buscar sus puntos de acuerdo para construir plataformas unitarias consensuadas democráticamente. Pero también es imprescindible que se doten de sus propias representaciones en la esfera política. El profundo desprestigio que envuelve al duopolio de la “transición chilena” (la Concertación y la Derecha clásica) ofrece una oportunidad como pocas veces se ha visto en la historia de este país para que los movimientos sociales se auto representen políticamente y sean, por primera vez, los actores principales de la refundación de las bases políticas que la sociedad requiere so pena de deslizarse hacia callejones sin salida de sucesivos estallidos sociales sin capacidad de construir alternativas viables. La anomia política es un mal que suele acechar a los movimientos sociales si estos no están en condiciones de orientarse más allá de sus reivindicaciones sectoriales o
corporativas, y esa anomia es también un peligro que está rondando a la sociedad chilena.


La convocatoria a una Asamblea Constituyente en la cual los representantes de los
movimientos sociales sean la fuerza principal, debería ser el horizonte político para la refundación de una segunda República, que deje atrás la soberanía delegada y
esencialmente nominal que ha imperado durante doscientos años, sustituyéndola por la
soberanía efectiva de los pueblos que viven en este Estado nación. El plebiscito sobre la educación puede ser un hito importante en ese camino hacia la soberanía popular.


FUENTE:
Artículo publicado en The Clinic, Nº409, Santiago, 1 de septiembre de 2011.